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lunes, octubre 30, 2006

El dulce azote del lenguaje

Extracto algunos párrafos de este excelente artículo de un profesor "yorugua" que desconocía. El link remite a Argenpress, de donde obtuve el texto.


El dulce azote del lenguaje

¿Por qué los negros en Estados Unidos se llaman “afroamericanos”? ¿Por qué los blancos no se llaman “euroamericanos”? A los blancos se les dice americanos; a los negros, afroamericanos, que es como decir “casi-americanos”. Porque la palabra “negro” es despectiva mientras nadie se ofende por ser llamado “blanco”. ¿Qué tienen los llamados “afroamericanos” de africanos, además del color de la piel? Más tienen de Europa por asimilación y por reacción que de Africa por su cultura o por su memoria (y lo digo por haber vivido entre tribus africanas).

De los europeos, la mayoría heredó su religión y la ideología capitalista; de los europeos heredaron la máquina, el dolor, la humillación y a veces el resentimiento. Razón por la cual los afroamericanos deberían ser llamados “euroamericanos”, si no fuese porque afroamericano es un eufemismo de “negro” (tabú que indica algo malo) que no se refiere a una cultura africana sino, simplemente, a su color de piel. Algo así como decir “hijo ilegítimo”. ¿Cómo un recién nacido (un ser humano sin pecado) puede ser ilegítimo? ¿Cómo un indocumentado puede ser “ilegal”?

Ninguna palabra es inocente (ya lo sabía Antonio Nebrija en 1492, cuando decía que el lenguaje es el principal compañero del imperio), pero hay algunas que están hinchadas de ideología, como por ejemplo las palabras “libertad”, “democracia”, “justicia”, “liberación”, “progreso”, etc. .....

Creer que importando e imponiendo un sistema político cambiará automáticamente la realidad de un país es ignorar su cultura y su historia. Bastaría con los repetidos fracasos maquillados de éxitos que tenemos que presenciar cada día en el mundo para darse cuenta de ello. Bastaría con imaginar a China imponiendo un sistema monárquico a Estados Unidos en el 2040, por citar un ejemplo inverso. Para cambiar la cultura de un pueblo por la fuerza se necesitan siglos o décadas de corrupción y violencia, como bien lo demostró la colonización española, la inglesa, la americana… Siglos de violenta narración.

“Seguí mi camino -reportó Hernán Cortés en 1520 en carta al rey Emperador Carlos V- considerando que Dios es sobre natura,........ Y ya que amanecía di con otro pueblo tan grande que se ha hallado en él, por visitación que yo hice hacer, más de veinte mil casas. Y como las tomé de sobresalto, salían desarmados, y las mujeres y niños desnudos por las calles, y comencé a hacerles algún daño; y viendo que no tenían resistencia vinieron a mí ciertos principales del dicho pueblo a rogarme que no les hiciésemos más mal porque ellos querían ser vasallos de vuestra alteza y mis amigos; y que bien veían que ellos tenían la culpa en no me haber querido servir..."

Tener una convicción no es malo a priori; todo lo contrario; el problema son los métodos, como la inocente manipulación ideológica del lenguaje. Cada día asistimos a la lucha por el significado, desde los “medios de comunicación”, desde los discursos políticos, religiosos, académicos, etc. ....

Esos premoldeados productos semánticos -la Libertad, la Democracia, la Civilización, el Progreso, etc.- se convierten luego en axiomas donde se asientan las nuevas discusiones, axiomas que hacen suyos hasta quienes deben sufrir el significado impuesto por esta forma de violencia ideológica. Todo lo cual no significa que la libertad, la democracia, la civilización y el progreso no existan; pero por la misma razón de que existen, o puede existir, se los coloniza antes de que sean apropiados por sus víctimas.

El objetivo casi nunca es la verdad, la búsqueda interesada de comprender al otro, de escuchar: el objetivo es ser escuchado, es convencer en nombre de los “verdaderos valores”. ....
No puedo decir que estamos ante un diálogo de sordos porque los sordos cuando dialogan se entienden.

En ese aspecto nuestro orgulloso tiempo se parece a la Edad Media: por entonces, quien triunfaba por la fuerza de su brazo y de su caballo se atribuía toda la verdad de una disputa dialéctica, ajena al brazo y al caballo. La fuerza no sólo impone su verdad por el miedo y la coacción sino, sobre todo, por la seducción del vencido (luego de masacrados, los mexicanos reconocían llorando ante Cortés que la culpa era de ellos, por resistir a la invasión).

Un hombre pobre nada tiene que enseñarle a un hombre rico sobre cómo hacer fortuna, aunque la fortuna del hombre rico se deba a la lotería o al despojo ajeno. De ahí se sigue que un hombre pobre también es, necesariamente menos sabio y menos inteligente que un hombre rico (razón por la que los presidentes y senadores de una Gran Democracia casi siempre son hombres ricos o amigos de millonarios), con lo cual llegamos a la concusión de que Einstein era un retrasado mental y Sylvester Stallone un genio.

¿Quién se atrevería a decir que una comunidad indígena que ha tenido la sabiduría de vivir en paz durante siglos es el Primer Mundo? Podríamos decirlo, pero nos rompe los oídos, debido al “buen gusto” que hemos desarrollado escuchando otras frases y otros conceptos prefabricados.

Por qué, de igual forma, llamamos “afroamericanos” a seres humanos europeizados por la cultura y por la violencia de la historia? ¿No es una nueva forma de violencia ideológica que hace suya la misma víctima, que de esa forma se define como periférica, por el color de su piel, al tiempo que cree revindicar una cultura como forma de resistencia y reivindicación? ¿No es esta una clasificación compulsiva que una persona de piel oscura se autoimpone, creyendo de esa forma resistir a una imposición? ¿No es esta clasificación una forma de dominación de una ideología que se pretende superar?

Porque, entiendo, una cosa muy diferente es la cultura afroamericana -indudablemente rica, desde Nicolás Guillén en Cuba hasta los seguidores de Yemanjá en Argentina, desde el Jazz en Chicago y Nueva Orleáns hasta la Samba en Río- y otra cosa muy distinta es clasificar a una persona como “afroamericano” sólo por el color de su piel -como si le hiciéramos un favor.

* Jorge Majfud es escritor uruguayo y profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Georgia, EEUU.

domingo, octubre 29, 2006

Naumaquias ¿Cómo eran?


Te la imaginás????

Es el Lago (Laguito) del Parque Independencia (Rosario, Argentina) y el barco una Hemiolia (un navío helenístico)


Señalaba, en una entrada anterior que dos anfiteatros “de provincia” como el de Verona y el de Mérida pueden darnos una mejor idea de cómo funcionaban las Naumaquias.
Verona
El foso central del anfiteatro veronés es bastante más profundo que los habituales, evidentemente servía como estanque para almacenar las aguas. Éstas eran vertidas, con toda seguridad, por dos conductos centrales, orientados al Oeste y al Este.
El canal que corre por debajo de las galerías occidentales no se conectaba al sistema de drenaje del circo, sino que lo hacía con un acueducto; su fin era llenar la hoya. El conducto oriental es más profundo y vertía las aguas en el río Adigio.
Mërida

La hoya o pileta del anfiteatro de Mérida no tiene más de un metro y medio de profundidad, es decir es mucho menos profunda que la de Verona. Esta característica hace que sea imposible de confundir con los recintos de servicios básicos del circo. Cubierta con cemento del mismo tipo del usado en las piscinas de los baños romanos y provista de escalones, la hoya también contaba con dos conductos, uno de los cuales (el del oeste en concreto) se conectaba al Acueducto conocido actualmente como de San Lázaro.
Ahora podemos visualizar mejor el funcionamiento de las Naumaquias.
No pensemos en grandes espacios (Mérida sólo mide 18 metros y medio por poco menos de cuatro), ni tampoco en enormes volúmenes de agua; sólo la cantidad necesaria para poner a flote unos botes de escaso calado. Aún en el Coliseo, cincuenta veces mayor, la profundidad del agua no superaba la altura de un hombre; lo cual explica lo fácil de su llenado y evacuación. Una inteligente disposición de conductos, vinculados a los acueductos o a los ríos cercanos, permitían que el proceso fuese sencillo, rápido y efectivo.

En síntesis, la Naumaquia clásica era un recinto excavado para tal fin o un circo acondicionado con recubrimiento impermeable que podía ser cubierto, entonces, de agua en cantidad suficiente como para que unos navíos, más cerca de botes que de barcos, flotasen y realizasen un simulacro de combate naval.

En Rosario, por ejemplo, tenemos un lago artificial de unos 100 metros de ancho por casi 200 de largo; se ubica en el Parque Independencia y suele ser recorrido por botes (de pedal y remos) y un par de lanchas de motor. Su profundidad (lo he recorrido en seco) no supera el metro con setenta centímetros. Pues bien, algo así debían ser las Naumaquias de la antigua Roma; y si estás por mi ciudad, u otra que disponga de estos espacios (en los lagos de Palermo, Buenos Aires, o hasta en el Tajamar de Alta Gracia) y pasás por el lago; podés, con un poco de imaginación, poblar las orillas de hombres y mujeres gritando en latín, figurarte el olor de los puestos de pescado y salchichas mezclarse con el de los sacrificios y la sangre, ver un barquichuelo de apenas unos tres metros de eslora y setenta centímetros de manga venir hacia vos con una decena de tipos vestidos de metal y cuero sin curtir, armados y gesticulando bastante horriblemente y sentir que estás en una de aquellas antiguas naumaquias.

viernes, octubre 27, 2006

Sincretismo 2


Aquí, en una representación renacentista, un episodio típico del sincretismo hebreo: Nehustán, la serpiente de bronce que formaba parte del culto yavista hasta su destrucción por obra de Ezequías. En esta pintura vemos su erección por obra de Moisés, en obediencia al mandato divino, una leyenda posterior que intentaba justificar su secular existencia....




En un mensaje anterior me refería al sincretismo, esa característica de las religiones que consiste en incorporar elementos extraños, ajenos y hasta contradictorios con ellas mismas; y me preguntaba:

¿Es esto bueno?
¿Es esto una traición?
Toda la historia de la religión puede ser vista como la historia de las respuestas a esta pregunta.
Creemos en Jesús, se dirían a sí mismos los primeros cristianos en un ambiente diferente y hasta hostil, ¿aceptamos esta costumbre de nuestros vecinos?.
En las cartas de Pablo ya se encuentran testimonios acerca de este “caso de conciencia”. Y es el propio Pablo quien plantea ambas respuestas sin zanjar definitivamente la cuestión.
· Es una costumbre inocente, es un modo de compartir con nuestros vecinos, no creemos lo mismo que ellos, pero podemos convivir. Al fin y al cabo nosotros tenemos la conciencia tranquila.
· Es una costumbre peligrosa, es un modo de compartir con nuestros enemigos no creyentes, nada tienen en común nuestras creencias y no podemos convivir, ellos deben ser convertidos. Al fin y al cabo nosotros tenemos la verdad.
Las dos posturas cuentan con seguidores y detractores.
Un corolario de la primera agrega: Todo es puro para los puros y también; en toda obra humana hay que saber distinguir la presencia de Dios, del nuestro claro, revelándose de manera misteriosa.
Una consecuencia de la segunda comenta: No podemos generar escándalo entre quienes, los otros por supuesto, no están tan maduros en la fe y se suma a otra que dice: el mundo está bajo el poder del Maligno y todo cuanto viene de él es peligroso y condenable.
En resumen y citando ahora al mismo Jesús en dos versiones:
· Quien no está contra nosotros (otros dicen contra mí) está con nosotros (otros ponen conmigo).
· Quien no está conmigo está contra mí, quien conmigo no recoge, desparrama.
Las podrán encontrar en Lucas 9, 49 y en Mateo 12, 30 pero no les aconsejo que lean las explicaciones, suelen ser muy pedestres porque los comentaristas no se bancan la contradicción...
En el fondo, claro, es una cuestión de dialéctica.
Acepto y rechazo al mismo tiempo, en un movimiento complejo.
Lo externo es positivo, y lo acepto, lo externo es negativo, y lo rechazo; el doble juego de la conformidad y la repulsa me permiten elaborar una síntesis que las supere a ambas en un sentido más abarcativo y, de ser posible, liberador.
à Tesis: Voy a comer las carnes ofrecidas a los ídolos (para retomar la cuestión a la que respondió Pablo en su carta a los Corintios) porque, total, los ídolos nada son.
à Antítesis: No, no voy a comer esas carnes porque no quiero saber nada con las costumbres paganas.
à Síntesis: No importa, en el fondo, si como o no, porque lo que cuenta es mi actitud ante el otro; actitud que no viene predeterminada sino que debe ser establecida de nuevo cada vez.

Con la última conclusión he crecido; ya no necesito un papá o una mamá (un Dios en definitiva) que piense por mí y me diga en cada caso que debo hacer. Tengo la libertad, y el riesgo, de escoger.

Esta postura es independiente de la creencia o no de cada uno, puede ser sostenida tanto por un agnóstico, para quien represente una reflexión propia del desarrollo humano, como por un creyente, que considere que Dios quiere un ser libre que siga libremente su camino.

Y ahora vayamos a temas más históricos

Naumaquias: los efectos especiales en la Antigüedad

¿Cómo se construía y llenaba una Naumaquia?
Las Naumaquias excavadas.
Sexto Julio Frontino en su obra sobre el sistema de aguas de la urbe (De aquis urbis Romæ, especialmente en la sección 11, 1-2 : opus naumachiæ) señala que el agua para la Naumaquia de Augusto fue suministrada por un acueducto especialmente construido para tal fin; el Aqua Alsietina. El agua que quedaba servía, luego, para regar los jardines del barrio Transtiberino. Si estás en Roma, subí la colina del Janículo (a la que llaman “octava colina”) y debajo del monasterio de San Cosimato podrás ver los restos de este sistema de provisión de agua.
Por el contrario nadie sabe muy bien donde estaba la Naumaquia misma, pero parece que era entre la actual iglesia de San Francisco en la Ribera (a Ripa) y la antigua Via Aurelia, en el lugar donde el Tíber describe una gran curva.
Sea como sea, esta obra no duró demasiado. Ya durante la vida del mismo Augusto parte de la misma fue cubierta por los árboles del Nemus Cæsarum (Bosque Sagrado de los Césares) llamado, no más tarde del final del siglo primero, Bosque de Gayo y Lucio (al menos es lo que dice Dión Casio en el libro 66, capítulo 25 de su Historia Romana)
La Naumaquia en los anfiteatros.
Esta es la que nos interesa y la que más nos habla a la imaginación.
Cuando leí por primera vez sobre el tema me dije lo que te habrás dicho vos y todos los que se enteran: ¡increíble!
Sin embargo se llevaron a cabo naumaquias en los anfiteatros o circos (para entendernos uso este término, otro día explicamos la diferencia) al menos durante la época de esplendor del Imperio... es decir mientras duraron los tesoros expoliados en las guerras de rapiña.
El iniciador de estos espectáculos fue, cuando no, Nerón. Un tipo al que no me puedo imaginar si no es con la cara de Peter Ustinov (en Quo Vadis, ¡no me digás que no la viste alguna Semana Santa!, película endeble a la que sólo salva su actuación). De Nerón se ha dicho mucho, y malo, pero tengamos en cuenta que nuestras fuentes son tipos claramente hostiles a los Julio Claudios, representantes de la nobleza senatorial e interesados en justificar a las nuevas dinastías Flavia y Trajana, entronizada sobre las ruinas del gobierno de Nerón. No es que lo defienda... pero siempre dudé de la exactitud de los retratos de los “malos emperadores”
Como sea, en 57 Nerón organizó una naumaquia en un anfiteatro de madera que él mismo había inaugurado (el Coliseo no existía aún, fue construido sobre las ruinas de su palacio) en algún lugar del Campo de Marte.
Unos años después, en el 64, Nerón se superó a sí mismo presentando una naumaquia precedida por espectáculos de caza y seguida por combates de gladiadores. El lugar parece haber sido el mismo anfiteatro de madera. La jornada, dice el mismo Dión Cassio, terminó con un banquete.
Ya durante los imperios de Tito y de Domiciano hubo naumaquias en el Coliseo, como dije lo edificaron sobre las ruinas del palacio de Nerón y se llamó así por la estatua colosal de éste ubicada en las cercanías, en los años 80 y 85, pero también se siguió usando la Naumaquia de Augusto a orillas del Tíber.
Claro que la arena del Coliseo es aún menor que la Naumaquia mencionado, apenas setenta y nueve por cuarenta y siete metros, por lo cual no debemos pensar en grandes despliegues náuticos. Se usarían reproducciones de tamaño natural de algunos barcos, pero que maniobrasen ¡o incluso flotasen! es algo dudoso... Sabemos, lo dicen tanto Tácito como el ya conocido Dión, que había piezas de, llamémosle, utilería usadas para representar no sólo barcos sino hasta naufragios tanto en la escenografía como en la misma arena. Hay que imaginarse entonces unos pocos botes, apenas a flote sobre una reducida masa de agua, cargados de gladiadores que combatían entre sí y un fondo de maquetas simulando escenas “lejanas” de una batalla marítima... Si viste la escena de combate naval en Ben Hur tendrás una idea aproximada de lo que digo.
Esto nos lleva a considerar que no era tanta el agua que se necesitaba y podemos entender mejor a las fuentes (Dión y Marcial sobre todo) cuando nos cuentan que el cambio entre luchas acuáticas y luchas en tierra era una de las grandes atracciones de los juegos. De todos modos el estudio de los textos no nos ayuda demasiado para entender el mecanismo de la Naumaquia.
¡Y no nos va mejor con la arqueología del Coliseo! Este edificio ha sido tan reformado a lo largo del tiempo, sobre todo en sus cimientos, que poca información podemos obtener en este tema tan específico.
Con todo dos anfiteatros “de provincia” como el de Verona y el de Mérida pueden darnos una mejor idea de cómo funcionaba la cosa.
Pero eso lo dejo para la proxima entrada...

martes, octubre 24, 2006

Sincretismo


¿quién es este dios? Los antiguos israelitas no hubiesen dudado en identificarlo con Yavé o Baal, para ellos no había demasiadas diferencias... ¿te fijaste en el rayo que porta?

Debo dar las gracias a mi amigo(¿puedo llamarte así?) Cecilio (Cecigarago) por el extenso mensaje que puso en el Foro de Historia Antigua (http://groups.msn.com/ForoHistoriaAntigua) refiriéndose a las festividades de Navidad, Pascua y Halloween.
El agradecimiento viene dado por toda la “tela para cortar” que proporciona y porque siempre es interesante, amén de instructivo, echar una mirada sobre el origen de aquello que damos por obvio.
Debo aclarar, por supuesto, que no comparto su visión pesimista acerca de lo que él llamaría “el mundo”; un eco del “to kosmou” de los escritores bíblicos quienes, no obstante, presentan una notable ambivalencia al respecto... un tema que tocaré otro día.
Creo que en nada se opone a la esencia del cristianismo el admitir como parte de su estructura mental elementos de otras religiones. Festividades, rituales, modos de expresión, conceptos teológicos y expresiones mitológicas provenientes de otras religiones no sólo pueden ser plenamente admisibles en el movimiento cristiano, sino más aún; son parte constituyentes del mismo.
Y esto desde sus raíces judías y hasta yavistas. ¿Qué otra cosa es la Pascua sino la historización de un ritual cananeo que, probablemente, hasta incluía sacrificios humanos?. ¿De dónde provienen las concepciones acerca de los ángeles con toda su elaboración acerca de jerarquías, de ángeles guardianes y hasta de ángeles caídos sino de las especulaciones babilónicas y persas?. Y podríamos seguir con el mito del diluvio, los poemas cananeos disfrazados de salmos, la “absorción” por parte de Yavé de los atributos de otros dioses y, en el sentido opuesto, la progresiva desaparición de la Diosa Madre del culto judío.
Del mismo modo cuando Juan, o quienquiera que sea el autor del Cuarto Evangelio, habla del Logos utiliza un concepto filosófico tomado de Platón. Del mismo modo Pablo utiliza categorías helenísticas, y hasta órficas, para su soteriología basada en lo que podríamos llamar, con un criterio amplio, el mito de Cristo. Uso mito en el sentido de relato portador de un sentido, ¡no en el de embuste!
El propio Jesús, sin ir más lejos, toma elementos de las diversas escuelas de pensamiento judía que le rodeaban, muchos de los cuales reconocen una raíz helenísitca o siria. Ser original no es inventar de cero, sino conjugar creativamente los elementos existentes dándoles un nuevo sentido.
A este fenómeno se le ha dado el nombre de sincretismo, palabra que hace alusión a la división que existía entre los cretenses (ya Homero nos habla de sus noventa ciudades) y a su capacidad de unirse frente al enemigo o al interés común; syn cretiza quien hace como los cretenses; toma elementos opuestos o extraños y los une en una amalgama más o menos heterogénea.
¿Es esto bueno?
¿Es esto una traición?

En el vínculo puse una interpretación católica acerca de un tema conexo: el uso de imágenes en el culto... no es el mejor ejemplo porque muestra la intolerancia dede otro punto de vista (al fin y al cabo es un cura!) pero es interesante leer como opina.

Naumaquias


Inicio aquí una serie de 3 artículos sobre este tema.

Una Naumaquia (o Naumaquía; del griego “combate naval) es una batalla naval recreada en un espacio acondicionado especialmente para tal fin, llamado también Naumaquia. En este artículo lo escribiré con minúscula al referirme al combate y con mayúscula para designar al recinto.
La primer naumaquia fue celebrada por César en el año 46 antes de Cristo. El lugar preciso de tal escenificación permanece desconocido, pero se trataba, según todos los datos, de una simple hoya excavada en la riberas del Tíber.
La Naumaquia de Augusto nos resulta más conocida.
Él mismo se encargó de contarlo en su inscripción auto laudatoria la Res Gestae (línea 23). La excavación medía unos 1800 pies romanos de largo por 1200 de ancho, es decir 533 x 355 metros aproximadamente; una superficie equivalente a ... campos de fútbol. Estaba ubicada en la ribera derecha del Tíber y, según Plinio, tenía una isla (quizás cuadrangular) en el centro conectada a la orilla por un puente donde podían sentarse los espectadores más notables. Si buscan la cita, pueden encontrarla en Historia Natural 16, 200.
Una trirreme medía 35 metros de eslora por 4 metros y medio de manga, y como Augusto nos dice que en el evento participaron treinta de ellos podemos deducir que, seguramente, las maniobras se dificultarían sobremanera. Esto nos lleva a pensar que el espectáculo consistía más en una demostración de combate cuerpo a cuerpo sobre navíos que en una lucha de movimientos en el estrecho espacio disponible. Si pensamos que un barco tenía unos 170 remeros y 50 soldados, entonces nos damos cuenta que había una impresionante masa de hombres combatiendo en este simulacro y que no importaban gran cosa los movimientos náuticos, sino el choque de los navíos y el enfrentamiento de los gladiadores en el momento del abordaje. Como los efectos especiales de la era moderna, los espectáculos de circo, incluida la naumaquia, eran más que nada demostraciones de capacidad técnica, despliegues impresionantes de recursos y un bombardeo continuo de sorpresas y sensaciones estridentes. No importaba tanto el contenido del show, sino el torbellino de sensaciones visuales y auditivas.
En la naumaquia que celebró Claudio los navíos fueron cien, cincuenta de cada bando, la misma cantidad de las flotas de Ravena y Miseno respectivamente, y se enfrentaron en el Lago Fucino. Aquí sí había suficiente espacio para las maniobras y evoluciones de los barcos por lo cual esta naumaquia es la que más se pareció a un verdadero combate naval; aún cuando sólo se utilizó una fracción de la masa de agua disponible, rodeándola con pontones.
Este espectáculo tuvo lugar en el año 52, con la excusa de celebrar el drenaje de los pantanos locales, y nos cuenta Suetonio que los combatientes, prisioneros condenados a muerte, saludaron a Claudio con la frase, que más tarde sería célebre; Ave Cæsar; morituri te salutant! (¡Salve César, los que van a morir te saludan!.
De hecho es la única vez que sabemos se utilizó, pese a lo que digan los autores de novelas históricas...
Tal vez sea interesante, sobre todo para los que leímos a Graves, contar que Claudio les respondió: "O no" y que muchos, o todos, se negaron a combatir por lo cual el mismo Claudio se encolerizó sobremanera (pero Robert lo cuenta mejor que yo, aunque se haga eco del chisme de Suetonio).
La referencia la podés hallar en Vida de los Doce Césares; Claudio, XXI, 1214. Por si interesa te cuento que en esa ocasión las flotas representaron a los rodios y a los sicilianos, pero no recuerdo quien de ellos ganó.
También en aquella ocasión la señal para comenzar el combate la dio Claudio a través de un ingenioso dispositivo;un Tritón de plata ubicado en el medio del agua el cual, por algún mecanismo que desconocemos pero debía tener que ver con el uso del aire comprimido, soplaba una trompa.
Pero...
¿Cómo se construía y llenaba una Naumaquia?
PD: Te cuento que la imagen es una pintura de Ulpiano Checa (1860-1916), un pintor español que inspiró las escenografías de muchas películas históricas.

domingo, octubre 22, 2006

Novum Ordo Seclorum

Hoy, domingo 22 de octubre de 2006, comienzo una nueva etapa en mi blog... el menos leído de la red.
Desde ahora este estará dedicado a la Historia, con algunos toques de filosofía y un poco de sociología.
¡Basta ya de temas generales!
Aquí, un poco a la manera borgeana, (¡se agrandó Chacarita!), voy a desglosar episodios históricos, vidas de personajes poco conocidos y bucear en los mitos y leyendas. Desfilarán, entonces, por estas líneas virtuales Arturo, la Atlántida, Lemuria, el supuesto fraude del viaje a la Luna, Roswell, el primer gobierno de Perón, el origen del teatro kabuki y los sistemas de escrituras americanos anteriores a la invasión europea. También aparecerán Lucius Artorius Castus, Maxen Wledig, Karl Marx, mi estimado referente Paul Lafargue, Kaltrum el Antiguo y Tom Bombadil... entre otros.
Hablaré de la literartura sumeria comparada con la hitita, de la Biblia, del calefón y de Star Trek.
Todo en ese particular estilo socarrón, rosarigasino, algo críptico a veces y desmitificador que me caracteriza.
Si nadie leía este blog; ahora me aseguraré que nadie "quiera" leerlo.
Puede suceder, empero, que alguien caiga por estas páginas y se diga: ¡mirá vos el tipo este!, no es para nada convencional, escribe de cosas raras y ajenas, es un marxista heterodoxo con trasfondo cristiano y ecos de Nietzche... o está loco o es un genio. Me inclino por lo primero, agregará el hipotético internauta o la hipotética visitante, vamos a ver que hay adentro.
Entonces, para estos escasos lectores, para estas pocas amigas, les ofrezco mi nueva bitácora.
Que la disfruten!!!!!