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sábado, febrero 09, 2008

Historias para ser contadas, cuentos para ser vistos.



Sentados, en esos días lejanos, en torno de los fuegos del campamento escuchábamos historias.

La noche caía con sus temores, y la voz del relator los hacía más reales pero también menos temibles. El héroe, sabíamos, siempre triunfaría.

Había muchos relatores entonces. Algunos nos contaban de dioses y complejas mitologías, otros de castigos y premios, unos pocos, de sueños pero, sin duda, los que más nos gustaban eran los que nos contaban relatos de aventuras.

Así sucedía hace miles de años.

Así sucede ahora.

El claro del bosque ha sido sustituido por la penumbra del cine, o por la modesta sala de estar, los aromas del campamento han desaparecido y, tal vez, ya no devoramos la caza del día sino una menos pretenciosa caja de rosetas de maíz, las sensaciones siguen siendo las mismas. Todavía nos fascina acompañar al héroe, a la doncella, al elegido en su viaje épico.

El cine, en sus comienzos, tuvo en cuenta esta simple verdad: todas las historias son variaciones de la misma aventura. Esa que nos fue contada una y otra vez en las veladas de la prehistoria.

Aunque a veces parece olvidarla vuelve, una y otra vez, a su viejo oficio de narrador y nos deleita con esas películas, sencillas y entrañables, que marcan, para siempre, a una generación.



¿Cómo olvidar a los mosqueteros del rey, insolentes y diestros espadachines?,

¿al Zorro, con su máscara y su doble vida?,

¿a aquella princesa procedente de “una galaxia muy, muy lejana”?

¿o a ese Dr. Jones que se calzaba el sombrero para convertirse, de guapo erudito, en incansable aventurero?

De ellos, de sus historias, de sus secretos y de como, siempre, regresan con nuevas aventuras también hablaré, a veces, en este blog.


Y cuidemos que no se apague la fogata del campamento…


1 comentario:

Sibila dijo...

A veces pienso que las historias que escuchamos acaban dando forma a las historias que vivimos. Y siento pena por todas esas personas encadenadas a vivir la historia que otros planean para ellos.
Quizá los cuentos son los que nos dan material para construir nuestros propios sueños... pero eso es otra historia, y deberá ser contada en otra ocasión. ;)