666, segunda parte.
Ya hemos  hablado del 666 en el contexto de la numerología, mi disgresión  acerca de la  Cábala no tenía más objeto que ilustrar el modo de pensar de los autores de la  época; no olvidemos que el Nuevo Testamento es un libro escrito en su mayor parte por judíos  del siglo I, para un público de judíos, prosélitos y una minoría de "gentiles"  también del siglo I, en diferentes contextos socioeconómicos y culturales. Es  cierto que la lengua elegida fue el griego, sólo una versión anterior de Mateo  fue redactada en arameo, pero existe un fuerte trasfondo hebreo en muchas de las  frases y giros de los textos.
 El Nuevo  Testamento fue escrito para servir a necesidades bien concretas, nadie hasta los  tiempos de Marción, pensó en utilizarlo como un canon de libros "sacros", pues  para eso los cristianos compartían con los judíos el llamado más tarde Antiguo  Testamento, bien que en versión griega y con una halajá diferente... alguna vez  hablaremos de ello. Lo cierto es que entre los libros que formarían el Nuevo  Testamento (escritos en el perído entre el 40 y el 100, grosso modo) el  Apocalipsis ocupa un lugar único.
 La datación  tradicional de esta obra corresponde a los años del imperio de Domiciano  (hermano de Tito, el destructor de Jerusalén), es decir a mediados de la década  del noventa del primer siglo. Se supone que su autor, quien dice llamrse Juan y  ha sido identificado con un discípulo de Jesús; Johannan bar Zebedai, fue  desterrado a la isla griega de Patmos donde recibió revelaciones  (apocalipsis) acerca "de lo que acontecerá pronto"... como los primeros  cristianos esperaban que el Reino de Dios se presentaría inminentemente, esta  afirmación fue interpretada en el sentido de "lo que sucederá al fin de los  tiempos", de donde nuestra acepción de apocalipsis.
 En realidad  un apocalipsis es un escrito en el cual, bajo imágenes más o menos veladas, se  hace una crítica de la sociedad y la política del tiempo del autor(esto en una  definición muy amplia, el tema da para un par de seminarios). Generalmente es  pseudoepígrafico, es deicr escrito en nombre de un autor prestigioso, y contiene  numerosas descripciones del mundo celestial, de las regiones infernales y de los  sucesos por venir. El libro de Daniel, escrito hacia el 160 a.C., es uno de los  primeros ejemplos de apocalipsis... pero también existen testimonios de este  género en la literatura egipcia, bajo la dominación griega, babilónica y  persa.
 Como les  decía se supone que Juan, fuese quien fuese, escribió o dictó su obra en los  años 90. César Vidal Manzanares, mal bicho y escritor indigesto, hace no  obstante la plausible sugerencia de que la verdadera datación de este escrito es  la década del 60, bajo el imperio de Nerón y en la crisiss que desembocó en la  subida al poder de los Flavios. Es cierto que no es su teoría, no lo creo capaz  de teorizar demasiado por sí mismo, sino que la toma de autores como  Thomas B. Slater y Harold W. Attridge pero resulta plausible.  Domiciano, a quien se referencia como uno de quienes lo condenan al destierro,  también ocupó un cargo importante en los comienzos del reinado de Vespasiano,  de manera que la fecha podría aceptarse.
 Mi propia  teoría, que aún no considero sólida y sólo expongo para que se debata, es que  las partes más antiguas del Apocalipsis fueron escritas durante la Guerra de  Liberación que libraron los judíos de Palestina (porque los de otros lugares no  dijeron ni mu) contra el Imperio. Más tarde se añadieron otras secciones, para  explicar la aparente derrota de Dios frente al César, y por último las famosas  cartas a las 7 iglesias de Asia.
 En este  contexto puede entenderse que sea una obra virulentamente antirromana, mucho más  que las ambigüedades de Pablo (pero bueno, él escribe cuando las relaciones Roma  - Judíos, no eran tan tirantes) y la descarada lealtad al Imperio de Clemente de  Roma. 
 La clave, entonces, para entender el número de la Bestia es esta:
Hay  una guerra contra Roma (expresada simbólicamente como Babilonia) y el objetivo  del autor es reforzar la esperanza de los cristianos de origen judío en esta  lucha que  va a decidir su destino.
 
Próxima entrada:
El 666, develado ¿o no?
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