Porque la revolución tiene su orden, como bien lo sabía el Che; tiene su disciplina, tiene su moral y sus leyes, tiene sus códigos más estrictos, si cabe, que los burgueses. Es por esto que la imagen del Che como rebelde no es censurada, es una linda remara y nada más, el Che peligroso es el del estudio permanente, el de la autodisciplina, el de la voluntad, como él decía; “tallada con delectación de artista”.
Porque la revolución es dialéctica, no aspiramos a destruir sin más el orden burgués, aspiramos a superarlo... nunca deberíamos haber perdido esto de vista. Quizás los cristianos de la Teología de la Liberación, pudieran hacerlo, porque lo de ellos es una aproximación mística y, al fin y al cabo, la tradición eclesiástica nunca vio con buenos ojos al liberalismo (una vez conocí a un predicador metodista convertido al catolicismo que criticaba a la sociedad burguesa, coincidía con él, hasta que descubrí que, como Malthus, anhelaba el retorno del mundo medieval....), pero no los que nos decimos marxistas.
Elecciones, parlamentos, estado de derecho, son conquistas de la Humanidad que debemos preservar tanto o más que los descubrimientos científicos. Somos continuadores de los liberales del siglo XIX, así como Marx fue el mejor discípulo de Smith y de Ricardo, el mejor, digo, porque los superó, los leyó, descubrió lo que tenían de permanente y los proyectó hacia el futuro... Dialéctica, que le dicen.
No, ya no creo en la mera rebeldía frente al poder.
Creo en la disciplina aplicada a la revolución, creo en el orden revolucionario, creo en la dialéctica que conserva y supera lo mejor del mundo actual. Creo en la organización, no en el “como salga”, en el proyecto, no en la reacción espontánea.
Creo en la capacidad el hombre y la mujer para construir su propio destino, pero creo también que ese destino debe ser vislumbrado y que no podemos hacer tabla rasa de todo lo que se ha logrado.
No rechazo la matemática, no rechazo la ciencia, no creo que todas las creencias sean iguales (pienso volver sobre el relativismo cultural), no rechazo las conquistas de la “etapa” de dominio de la burguesía que aún vivimos.
Tener elecciones libres es bueno, es progresista, es socialista en el más pleno sentido de la palabra. ¿A santo de que se supone que es contrarrevolucionario opinar?
Educarse, aprender, dominar la técnica es un avance, no un retroceso.
Tener leyes, valorar a los demás, incluso el “no robar” no son instituciones perimidas por más que ahora sirvan a la burguesía, o a la clase dominante, o como quiera que se les llame...
Rebelarse contra todo “orden” no sólo es inútil sino que, a la larga, es el mejor reaseguro para el retorno del peor orden de todos; el opresor.
viernes, junio 16, 2006
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