En principio
No escribo desde la animosidad.
De hecho es un tipo que me cae bastante simpático y cuando busco inspiración, laica inspiración, en la vida de uno de los más grandes hombres que ha existido, vuelvo a sus páginas para encontrarla.
Cuando hablo de un gran hombre me refiero, claro está, a Jesús, el Flaco de Nazaret y el tipo de marras no es sino uno de sus biógrafos: Lucas, el querido médico como dicen que dicen lo llamaba Pablo.
Sí, Lucas me cae bien. Más que Mateo, sin duda, y parejito con Marcos. Juan, claro, es un tema aparte. Lo mismo que Tomás...
El caso es que Lucas, buena persona, excelente médico, supongo (como buen médico aficionado a temas que no estaban directamente ligados a su profesión) y un gran escritor, resulta ser, también, un copión.
Dicho sea esto con algo de humor. ¿Quién no anda por esos textos de Dios copiando a otro?.
Desde Moisés para aquí, que tomó algo más que oro de Egipto para sus escritos, hasta el pibe que tiene que presentar un trabajo, baja algo de la Wikipedia y procede a copiar y pegar con más o menos arte, todos copiamos. De algún modo somos culpables de plagio. Todos y todas.
En este caso, sin embargo, las huellas del engrudo resultan bastante evidentes y no sé si en un tribunal este Lucas (Luciano o Lucio de Antioquia según los Santos Padres) saldría mejor librado que Dan Brown por su indigesta novela.
Continuará
viernes, noviembre 10, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario