También es público que estamos en una situación de lucha en la provincia de Santa Fe; desde el comienzo del ciclo lectivo llevamos ya cinco días de huelga. Sobre el tema hacé click en el vínculo de esta entrada.
El debate es inevitable.
Una compañera docente, a quien respeto profundamente por su trayectoria y compromiso, me hizo llegar una crítica a las presentes medidas de fuerza. Esta disconformidad se centraba tanto en la supuesta venalidad y oportunismo de los dirigentes gremiales, como en el innegable hecho de la interrupción del ciclo lectivo. En respuesta escribí la siguiente página que, ahora comparto con ustedes; aclaro que AMSAFE es el sindicato de los docentes santafesinos (Argentina), que la Carpa Blanca fue justamente una carpa donde docentes de todo el país ayunamos, por turnos, durante tres años frente al Congreso nacional en Buenos Aires reclamando un aumento salarial y que Obeid es el gobernador de la provincia quien dice ser admirador del Che Guevara y amigo de Fidel Castro, pero no dudó nunca en reprimir a los trabajadores...
Gracias por responder, y más aun por hacerlo desde el disenso. Comparto mucho de lo que decís, tanto en lo que se refiere al escaso compromiso de much@s compañer@s como en lo que atañe a ciertos dirigentes gremiales. Es cierto, muchos de los que enseñan merecerían dejar de hacerlo, pero muchos de los que enseñan, también, merecerían un mejor salario. Sin embargo discrepo con vos en varios puntos que resumiré brevemente:
No creo que el salario deba estar atado a ningún tipo de productividad, creo que tod@s merecemos un salario digno, es decir que nos permita sobrevivir... si me apurás hasta te diría que el salario es, para mí, independiente del trabajo (al cual considero una obligación moral). Cada ciudadano, por el mero hecho de serlo, merece un salario mínimo, vital y móvil. Cada ciudadano, por el mero hecho de serlo, debe contribuir con una determinada cantidad de tiempo y recursos al desarrollo de su comunidad. Tal es lo que pienso y, cuando quieras podremos debatirlo.
De todas maneras, en una provincia rica, con superávit fiscal, con un impresionante desarrollo económico no puede ser que un docente tenga un sueldo inferior a la canasta básica... mientras los funcionarios provinciales responsables de tal situación cobran salarios cuatro o cinco veces superiores.
En segundo lugar trato de acostumbrarme a un pensamiento dialéctico; no creo en la dicotomía buenos y malos, creo en la permanente síntesis de los opuestos, por lo tanto si me decís: los dirigentes de AMSAFE son venales y traidores te respondo que sí y ¿qué con eso?, también es cierto que los dirigentes de AMSAFE no son dépotas omnipotentes y pueden, deben, ser controlados por todos nosotros, los afiliados, quienes formamos el gremio, también es verdad que los dirigentes de AMSAFE juegan un rol de conducción de una lucha y,en consecuencia, resultan imprescindibles a la hora de enfrentar a nuestro patrón (y en esa condición nuestro adversario) el Estado. Tal vez no sea muy claro lo que digo, pero sostengo que nada es blanco o negro absolutamente y que, en consecuencia, uno debe embarcarse en las luchas que considera justas más allá de quienes sean los dirigentes. De todos modos quince mil votos no pueden ser manipulados, la docencia santafesina es, hoy, un ejemplo de lucha para otros sectores sociales...
También yo, con menos años de experiencia laboral, he visto manejos sucios (no tanto como en otros gremios... antes de ser docente estuve en la Unón Ferroviaria ¡y ahí si que los manejos eran más que polutos!) y me cansado de interminables asambleas y muchas veces me siento tentado de bajar los brazos; pero creo que uno nunca puede dejar de luchar por lo que cree, pero creo en la fuerza colectiva de los trabajdores, pero jamás se me pasaría por la cabeza abandonar a mis hermanos de clase desafiliándome de un sindicato... soy sincero, mis convicciones clasistas en este punto, son inquebrantables aunque a veces ¡ay! no esté a la altura de las circunstancias. Veo la paja en el ojo ajeno, pero eso no me impide ver la viga en el propio, antes bien me hace más consciente de que no voy a criticar que otros no anden derechos cuando a mí mismo me cuesta, a veces, mantener la posición perpendicular...
Por último, los estudiantes. Es doloroso no poder comenzar las clases, soy papá y veo como mis chicos ansían empezar el trabajo del año, pero no siento que la responsabilidad sea mía: el gobierno, y en definitiva el Estado, es quien debe garantizar el servicio educativo y tiene los elementos para hacerlo. Se gastan millones en obras de infrestructura en las escuelas que, a poco de inauguradas, se caen a pedazos ¿por qué?, porque se otorgan contratos onerosísmos a constructores amigos (en mi escuela dos aulas sin ventilación, con paredes precarias y una pésima terminación costaron el equivalente a una casa de tres habitaciones completamente equipadas). Se invierten cientos de miles en cursos dictados por profesores "amigos" del ministro de turno, de escasa calidad académica y dudosa utilidad pedagógica. Se licitan compras de computadoras, equipos de video o insumos para proyectos "dibujados" por un grupo de docentes sin real incidencia en el aprendizaje de los estudiantes. Se contratan "asesores" de más que dudosa capacidad y funcionarios totalmente incapaces de cuplir sus tareas, la mayor parte de ellos con salarios superiores a los del docente promedio (hace dos años, en Maciel, conocí personalmente a una de estas "secretarias" de la ministra Nin; recuerdo como se jactaba de aprovechar para sus fines personales el auto, con chofer, oficial). ¿No hay dinero?, o se gasta mal... y omito hablar de los subsisdios a escuelas privadas que, si en algunos casos son plenamente justificados, en la mayor parte resultan un regalo que hacemos los ciudadanos de la provincia a cierta confesión religiosa o a alguna empresa privada... No, definitivamente no somos responsables del no comienzo de clases. Es una lástima que nos veamos obligados al paro, por cierto, pero ¿qué otro recuerso nos queda?... Hace ya varios años participé de la Carpa Blanca, un loable intento por luchar de una manera, como piden algunos pseudo periodistas (verbigracia Luisito), "creativa"; la respuesta del gobierno fue un olímpico desprecio, tres años de ayuno para conseguir un miserable "incentivo docente" que se paga tarde y mal... no nos engañemos, sólo nos escuchan cuando dejamos de hacer aquello que les conviene que hagamos: contener a los chicos y chicas en la escuela.
A nadie, o casi nadie, le gusta el paro, como a nadie le gusta cortar una ruta, pero es muy cómodo teorizar detrás de una pantalla o pontificar desde la seguridad del futuro más o menos resuelto, cuando se cierran todos los caminos no cabe otro que la contundencia... por otra parte ¿cómo confiar en el gobierno de la provincia que nos ha mentido tantas veces?, uno hubiese, quizás, aceptado la propuesta si no fuese que, por desgracia, sabemos que con ese aumento mínimo lograban su único objetivo: los chicos en las aulas por 180 días, y que hasta el dos mil ocho se cerraba toda posibilidad de incremento salarial. No te engañes, con el patrón, y el Estado que el conjunto de los patrones, sólo se puede negociar desde una situación de fuerza; no entienden otro lenguaje; mirá sino las declaraciones de Obeid y su ministra...
Bien, amiga, quizás me he extendido demasiado (pero es bueno, pude expresar algunas cosas que volcaré en mi blog) y adivino que no acordarás conmigo en casi ninguna de ellas; sin embargo espero que eso no impida seguir siendo amigos porque, en el disenso, es donde está el verdadero jugo de la amistad.
Por eso te saludo, con el afecto de siempre;
Gustavo R. Bessolo
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