Muchas islas, demasiados descubrimientos y unos cuantos nombres.
Si hubo indígenas, como parecen indicar hallazgos recientes, nadie lo
sabe con certeza. Dejaron algunas puntas de flecha y los restos de una canoa,
quizás fueran yámanas, tal vez tehuelches. Partieron de regreso a su Patagonia
natal o murieron en las islas.
Después; el viento, la niebla, la soledad.
El “tano” Vespucci, más conocido como don Américo, dijo verlas pero
estaba oscuro, el bajel se movía demasiado y el litro y medio de Chianti
podrían haberlo inducido a error.
Desde entonces aparecieron y desaparecieron de los mapas. A veces al norte, a
veces al sur, las Malvinas, que no se llamaba así todavía, jugaban a las
escondidas con los capitanes sedientos de gloria y los marineros simplemente
sedientos. Así se dijo que Magallanes, que Gómez, que algún otro las había
hallado pero, descuidado, las había perdido de nuevo.
Cada tanto, con un nombre u otro, aparecían en los mapas. Cada tanto
variaba su posición, su tamaño, su forma…
Allá por el 1600, justo un 24 de enero, ¡por fin!, alguien encuentra,
señala y hasta hace un mapa de las… Sebaldinas. Este es el nombre que les da el
poco modesto capitán holandés Sebald de Weert.
Los ingleses, que no se resignaban a ser una potencia de segunda, argumentaron
que todo bien, pero que ellos ya las habían descubierto antes. Y no una,
agregaban, sino dos veces. ¡For god’s
sake!
El primero fue un tal John Davies, quien ni siquiera menciona coordenadas
o rumbos y cuyo relato se publicó cuando ya los holandeses habían descripto las
islas.
El segundo fue Richard Hawkins. Este marino dice que llegó “donde nadie
había estado antes…”, ubica al archipiélago mucho más al norte, describe bosques
que crecen “en un clima templado” y hasta ríos… La tierra descubierta recibe un
nombre; Las chicas de Hawkins… ("Hawkins'
Maiden Land") nombre que se parece mucho al de una isla del primer
mapa de América; "Insule delle pulzelle", isla de las doncellas.
Exageraciones propias de las tabernas de Bristol.
Como cuadra a toda historia marinera los pretendidos descubridores ingleses
eran corsarios, es decir piratas por cuenta de su Graciosa, y dizque Virgen, Majestad
Elizabeth… la primera.
Dieciséis años más tarde que Sebald, otro del mismo equipo, que todavía
no era La
Naranja Mecánica,
Jakob Le Maire, reencontró las islas justo en la posición señalada por su
compatriota. Es decir, confirmó el hallazgo.
Los británicos, en tanto, seguían buscando en el Atlántico Sur ciertas
islas Pepys; montañosas, boscosas e inexistentes.
No fue hasta 1690, cuando las Sebaldinas ya figuraban en todos los mapas,
que los muchachos al servicio de su Majestad británica, se acercaron realmente a
las islas.
En este caso no eran piratas. Al menos no de manera oficial; se trataba
de una expedición mandada por John Strong y financiada por el vizconde de Falkland,
a cargo Almirantazgo. Dicho sea de paso el susodicho vizconde terminaría sus
días en prisión, acusado de peculado.
El propósito de Strong era la cartografía, la caza de lobos marinos y,
sobre todo, el comercio (o sea el contrabando) con los puertos de Chile y Perú.
En ruta hacia el estrecho de Magallanes encontró las islas y las bautizó…
Tierra de Hawkins, en homenaje al tipo que viera bosques, ríos y doncellas en
aquellas desoladas tierras. Sin embargo, para no olvidarse de su patrocinador,
Strong nombró al estrecho entre las dos islas mayores; Canal de Falkland (Falkland
Channel luego Falkland Sound).
Más tarde el nombre de Hawkins sería olvidado, como así también sus chicas y
sus bosques, y aquel vizconde escocés,
un tanto pillo, daría su nombre a todo el archipiélago.
Nombre que recogieron sólo algunos
mapas.
Porque hubo otros viajes, menos
oficiales, pero más interesantes
En este caso se trataba de franceses.
Mientras los demás iban de paso,
descubridores o corsarios; los marinos procedentes del puerto de Saint Maló,
los malouines, iban a las islas para cazar, abastecerse de agua y buscar
refugio antes de afrontar el Estrecho… rumbo al Pacífico.
Por estos navegantes, algunos
anónimos, las islas llamadas Sansón, de Los Patos, de Palo, Pepys, Aurora, de
las Doncellas, de Sare, de San Antón, Sebaldinas, de Hawkins y Falkland,
terminaron siendo las islas de los maluines, es decir, las Malvinas.
Ya estaban en los mapas. Ya habían
sido descubiertas. Ya tenían nombre.
Ahora empezaba la larga lucha
por su posesión.
Continuará.
2 comentarios:
MUY CLARO Y DE GRAN UTILIDAD. GRACIAS.
Muy claro, muy ameno, gracias.
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