En tu silencio, blanco, suave,
se agita la conciencia y un camino.
En tus pupilas, oscuras y nocturnas,
se esconden propósito y destino.
En tu vientre brota el sueño.
En tus pechos
(pimpollos rosados de estío)
el deseo se estremece
en un milagro.
Palpita tu sangre en mis abrazos;
Y se hace vida,
alma, anhelo, risa y desafío.
Se llena todo el cielo con tu risa.
Principio y fin.
Certeza y cometido.
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