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miércoles, noviembre 16, 2011

Engage!









Otra vez parto hacia
la segunda estrella
más allá de la Luna.
Sólo para ver que hay.
Sólo para poder contar historias.Por el mero placer de la navegación.

¿De qué hablar tras tan larga ausencia?

El Universo.
El Universo siempre es un buen tema. Está allí y nos complace pensar que no cambia, de hecho nos complace pensar que existe. Uno y diverso: acabo de enterarme que debemos esta palabra a Lucrecio; me encanta que sea así. Lucrecio es uno de mis autores favoritos, pertenece a ese grupo de griegos y romanos con los cuales hubiera podido conversar. No suelo lamentarme por el curso de la historia, pero cuando releo a los romanos y a los griegos pienso en todo cuanto perdimos al aceptar el cristianismo y su moral...

Volvamos, ahora, al Universo.
Sostengo la arrogante opinión, contraria a las Escrituras, de que todo eso que nos rodea (galaxias y demás, ya saben) no ha sido creado para nosotros, que somos sólo una gota en un océano más vasto. Sostengo también otra arrogante opinión, esta vez contraria a la necesidad de afecto de muchos de mis lectores, quizás seamos la primera especie inteligente del Universo, quizás estemos solos, quizás la autoconciencia de la materia (la mejor definición de lo que somos) ha surgido, por vez primera, en este olvidado rincón del Cosmos.
Y esta porción de materia, que mira y se mira, está comenzando a desentrañar los misterios de ese mismo universo que le dio origen. Esta es una visión maravillosa y un motivo de orgullo más legítimo que todas las supersticiones y pesimismos de la Historia.

Acerco la lente a realidades más cercanas.

El planeta Tierra (incluidos los objetos actualmente en órbita)








No estamos bien, todo es un desastre. Hambre, a pesar de que con al dinero que se les concedió como salvataje a los Bancos en 2009 se podría garantizar la alimentación a toda la Humanidad por seis (otros dicen doce) siglos, guerras, y lo peor de todo, guerras religiosas, crisis económica, desilusión, la maldad campando por sus respetos... La gente ya no cree en nada, se pierde el respeto, barbaridades como el matrimonio homosexual o la despenalización del aborto son aceptadas sin más.



Y el planeta se enferma, mutilamos, devastamos, ofendemos, matamos a la buena Gea que nos ha dado a luz. Saqueos, pillajes, devastaciones, opresión de todos tipo, racismo encubierto, nuevas enfermedades y endemias que se ceban en los más débiles. El mundo está interconectado, pero el ser humano está solo; trata de blancas (y de otros tonos de piel, por cierto), se expande la pornografía más grosera; la de la vida expuesta a la mirada pública, por contrato muchas veces. Ya nadie lee, los video juegos reemplazan a la realidad, la cultura se vuelve superficial y en los blogs se satisface el onanismo de escritores mediocres. Violencia, maldad y pecado; el escenario previo a ese Apocalipsis, que tantas veces han anunciado, está montado.



Estamos a las puertas de un gran cambio, todo hace presumir un nuevo amanecer para la Raza Humana. Solidaridad, objetivos globales para eliminar la pobreza, movimientos sociales que se plantean la posibilidad de construir un nuevo mundo, más justo, más solidario, más libre. Emergen los nuevos derechos; mujeres, homosexuales, indígenas, niños toman conciencia de su poder, se liberan de opresiones seculares, salen a la plaza pública para decir su palabra. El mundo está interconectado, miles de millones tenemos acceso a verdaderas bibliotecas virtuales, nuevas formas de socialización, de expresión multimedia, videojuegos que nos transportan a universos imaginados, se acelera la capacidad de procesar información de nuestra especie. Tiempos de abundancia; nunca tantos vivieron tan bien como en los tiempos actuales (lo que no significa que todos vivan tan bien) y la expectativa de vida entra en una curva ascendente. Si hay un resurgimiento religioso, también es verdad que el ateísmo se ha puesto de moda (y eso siempre es una buena noticia). Las guerras mundiales son un recuerdo del pasado, como van en camino de serlo el racismo, la discriminación, el pillaje y la indiferencia.
Cada vez son más los que se comprometen con el cuidado del medio ambiente. Las bases materiales para superar el capitalismo están puestas. El futuro no puede ser más promisorio.

Las dos visiones son reales.
Ambas hablan de nuestros (no siempre los comparto) temores y esperanzas.
Podría decirse que son el punto de vista pesimista y optimista, pero yo no elegiría esta solución simplista; prefiero pensar que se trata de un intento de ver la dialéctica de la cosa.
Negativo, positivo.
Retroceso, avance.
Sombra, luz.
Palabras que tratan de mostrar que la historia se sigue escribiendo y que carece de conciencia, excepto la que podemos crear nosotros con nuestras acciones u omisiones.
Palabras balbuceantes, por lo demás.

Claro que, vale aclarar, considero más real, no real no, ¿verdadera?, ... a la segunda visión.

En el desarrollo de la civilización, que todavía no ha salido de su prehistoria, creo que se construye más de lo que se destruye. El mero hecho de ser concientes de todo cuanto nos falta, la simple posibilidad de cuestionarnos a nosotros mismos (algo que nuestros predecesores escasamente practicaban) es un indicio de que estamos en buen camino...

Y basta por hoy. En el próximo post comentaré algo sobre temas más próximos; nuestro lugar en el mundo; Sudamérica y, en particular, Argentina.