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jueves, diciembre 25, 2008

El consabido saludo de Navidad





Dicen que cada uno vive la Navidad que tiene dentro de su corazón.
Dicen, también, que la Navidad es un momento de reflexión y un espacio para conectarse con lo sagrado.
Agregan, algunos, que la Navidad tiene que ver con los sueños de la infancia, con lo más auténtico de nosotros mismos.
Tienen razón, sin duda, pero no terminan de convencerme.
Navidad es un Nacimiento (no me interesa, hoy, si mítico o histórico) y por lo tanto: Navidad son los ojitos de Daniel cuando espera la llegada de Papanuel...

Navidad es la presencia dulce de Belén en mis sueños...

Navidad es la sonrisa de Sabrina que me dice: Te amo.

Navidad es el comienzo que asoma en este diciembre; final del túnel y desembarco en la nueva tierra.


Navidad es sentirme cerca de todos aquellos que siempre están a mi lado: mis padres, mi hermana Edit, mis compañeros de trabajo, tantos y tantas que, a veces, me cruzo en Internet.

Navidad sos vos, por supuesto, en el sencillo acto de abrir este mensaje y pasar, con interés o con desgano no es tan importante, la vista por sus letras virtuales.

Navidad es la esperanza no ya de la Utopía, que siempre está por llegar, ni siquera de un mundo más justo, sino de la recurperación de la dignidad, del respeto por las diferencias, de la lucha por la justicia para todos.

Navidad, por fin, no es sino la oportunidad de ser; vos, yo, nosotros, un poco más generosos, un poco menos egoístas, de ser, en fin, Humanos.

Por todo eso y por lo que quieras añadir

¡¡Feliz Navidad!!

sábado, diciembre 20, 2008

En pocas, y claras, palabras...


Hallar al intruso

Entre estos cuatro símbolos sólo uno representa al amor, te invitamos a descubrirlo.

viernes, diciembre 19, 2008

Cthulhu fhtagn

Un joven, presumimos, estudioso encuentra entre los papeles de su difunto tío, arqueólogo, un inquietante manuscrito.

El texto se refiere a un culto extraño identificado con la palabra, de casi imposible pronunciación, Cthulhu.

El tío del protagonista, muerto en circunstancias poco claras, había comenzado a investigar el tema cuando un escultor le mostró una estatua modelada en base a sus sueños. La talla hizo recordar al profesor lo sucedido años atrás; durante una reunión de arqueólogos.

Un inspector de policía había recurrido a los sabios para descifrar el significado de una rara estatuilla, hecha de una piedra extraña, incautada después de una redada contra una secta siniestra. Uno de los eruditos relaciona el ritual y las invocaciones descriptas por el detective con un singular culto descubierto en una tribu esquimal. Cthulhu fhtagn son las palabras clave para identificar ambas ceremonias y forman parte de una invocación más extensa que, después de comparar notas, puede transliterarse así: Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn. Lo que equivale, según supo el policía, a: En su morada de R’lyeh, Cthulhu muerto espera soñando…

El escenario queda establecido.

A las investigaciones del fallecido erudito se suman, ahora, las del joven. Relata los hechos en primera persona, haciendo gala de un escepticismo positivista que, nos damos cuenta, es una fachada para ocultar la impresión que le provocan sus descubrimientos.


No les arruinaré el deleitable terror de La llamada de Cthulhu contándoles el desarrollo de la historia, deberían leerla, de preferencia en la madrugada, cuando todos duermen, y disfrutar de la prosa sugerente, pese a su torpeza manifiesta, de Howard Phillips Lovecraft.

cthulhu2

Si tienen apuro y son de los que miran la solución al pie de página la Red tiene numerosos sitios dedicados al tema, sólo googleen

Cthulhu fhtagn

y conocerán el horror innominado...

.

jueves, diciembre 18, 2008

Baphomet Segunda parte







Joseph Freiherr (barón) von Hammer - Purgstall, orientalista austríaco cuyo nombre nos trae resabios de Lovecraft, escribió, allá por los comienzos del siglo diecinueve, una obra con un inquietante título que también merecería estar en los estantes de la Universidad de Arkham: Mysterium Baphometis revelatum, es decir, El misterio del Bafomet, revelado. Se trata de un claro ejemplo de literatura partidista, el autor sólo quiere demostrar la malignidad de los masones, empeñados, entonces, en fomentar las revoluciones burguesas. Elabora, entonces, una verdadera novela pseudo histórica mezclando referencias falsas con esas falaces deducciones que tanto han proliferado en nuestros tiempos, las conocemos, son las que comienzan con una afirmación dudosa del tipo: “todos los estudiosos están de acuerdo en …” para culminar en un “por lo tanto es evidente…” Uno asiente, aturdido por las tres páginas de citas, pero, cuando pasa el mareo, se da cuenta de que toda esa palabrería no significa nada. Así lo hizo el barón von Hammer – Purgstall, tomó citas de los poemas medievales referidos al Grial, las conectó forzadamente con oscuras referencias a los gnósticos, obtenidas de los Santos Padres, y llegó a la conclusión de que los Templarios adoraban a un ídolo herético, el Baphomet, que representaba al pagano dios de los gnósticos, un ser opuesto al buen Dios cristiano, y que este culto, lejos de desaparecer había perdurado en las prácticas masónicas…

¡Cuidado!, los que promueven la libertad, la igualdad y la fraternidad no son sino los adoradores de un dios falso… nos dice el barón y encuentra interesados ecos en la prensa...

La idea tuvo éxito, aunque no en el sentido que pretendía nuestro orientalista. En 1854 aparece un tal Alphonse-Louis Constant, más conocido por su seudónimo Eliphas Levi y da nueva vida al Baphomet.

En su libro Dogma y Ritual de la Alta Magia, Eliphas nos proporciona la primera imagen del supuesto ídolo templario. El Bafomet, identificado con el Macho Cabrío del Sabbat, es un ser alado, especie de híbrido entre humano y carnero, con la barba en punta, una antorcha en su cabeza, cuernos y, para mayor perplejidad, pechos femeninos.

La imagen, tomada tanto de los naipes del Tarot como de algunas esculturas medievales, tuvo inusitado éxito y se convirtió en la representación aceptada del Bafomet.

Incluso en remeras!!!!

En el texto, Eliphas conecta a este ser demoníaco, poderoso y fascinante, con antiguos rituales egipcios, especulaciones cabalísticas y olvidados rituales medievales, algunos de ellos auténticamente modernos…

Es evidente que un tal ser merecía una etimología mucho más noble que una mera confusión de nombres y así vemos aparecer nuevas hipótesis sobre el Bafomet.

Ya Littré, en su Dictionnaire de la langue francaise, señala que el nombre es una deformación cabalística de la sigla: ab .p . h. o. tem., que, escrita al revés, es decir tem. o. h. p. ab. significa: templi omnium hominum pacis abbas o sea; “Abad del Templo de la Paz de Todos los Hombres. Sí, el mismo Littré escribió esto y, como buen erudito no olvidó citar su fuente; el Abbé Constant que no es otro que… ¿adivinan?, claro, el ubicuo Alphonse-Louis Constant, más conocido como Eliphas Levi…


Más recientemente, un autor sufí nacido en la India pero de origen afghano; Idries Shah, citado por Kevin Bold, propone otra derivación para el misterioso ídolo templario. Esta vez recurre al árabe pero, en lugar de la confusión, apela a la claridad: Bafomet es una trascripción de un nombre místico: Abufihamat; “El Padre del Conocimiento”. Los Templarios, devenidos de monjes combatientes en estudiosos de antiguas sabidurías, no habrían cometido la torpeza de atribuir a los musulmanes, que se oponen no sólo a las imágenes de culto, sino a casi toda representación visible, la adoración de un ídolo. Bafomet era una imagen de antiguos secretos y sabidurías milenarias que los monjes del Temple habrían conocido en misteriosos círculos de iniciados.

El doctor Hugh Schonfield, curioso personaje que comenzó como experto en lenguas semíticas y trabajó con los manuscritos del Mar Muerto para dedicarse, luego, a sostener improbables teorías de complots y códigos secretos, sostiene que es en la cábala hebrea donde se halla la clave del Bafomet. En su libro The Essene Odyssey nos invita a aplicar el método del Atbash, una clave criptológica que consiste en sustituir cada letra del alefato hebreo por la que le corresponde en orden inverso. Así Bafomet que en hebreo se deletrea Bet Pe Vau Mem Tau (B-P-O-M-T) se convierte en Shin Vau Pe Iod Alef (S-O-P-I-A) que es la transliteración de la palabra griega Sophía (Sofía) es decir; Sabiduría. Esta clave, que carece de documentos que la avalen, aparece citada en la controvertida novela El Código Da Vinci. Para Schonfeld, entonces, el Bafomet, lejos de ser un ídolo, era la expresión del culto de los Templarios a la Sabiduría Divina que se identifica, en la Biblia cristiana, con el mismo Jesús.

Alphonsus Joseph-Mary Augustus Montague Summers, un demonólogo británico que parece salido de un cuento de Arthur Machen, esbozó durante los años ’20 del siglo pasado, en The History of Witchcraft and Demonology una interpretación griega un tanto “bizarra”. Bafomet sería un compuesto entre Baphe, forma de Bapto, bautismo, y Metis, nombre de la antigua diosa griega de la sabiduría que, según el mito, fue devorada por el propio Zeus. La palabra significaría, entonces, Bautismo de Metis es decir, Bautismo de Sabiduría.

Hay para todos los gustos.

El Bafomet, ser caprino, ídolo pagano o gnóstico, metáfora de la sabiduría secreta o simple error de traducción se convirtió, siglos y andares, en el símbolo de lo esotérico, de la mística satánica, de la brujería que cree en sí misma y en el emblema de muchos conjuntos de rock metálico. Su nombre, eco de temores soterrados pero no olvidados, nos remite a bóvedas húmedas, a ciencias prohibidas y al intento permanente del ser humano por penetrar más allá del Velo.

lunes, diciembre 15, 2008

Acerca del Bafomet


Curioso, el universo de las palabras. Son mucho más que meras indicaciones de sentido, juegan con nosotros, se esconden y se revelan, nos estremecen o nos dejan indiferentes, son portadoras de múltiples sentidos, o de ninguno, pueden realizarse en un chiste, en un retruécano o en un ritual.

Hoy evocaremos juntos una de esas palabras cuyo sonido tiene el silbo de lo prohibido, de lo demoníaco, incluso.

Hoy hablaremos del Bafomet.

¿Quién sabe de donde viene este nombre? ¿Importa, acaso? Sólo a los filólogos y otros heresiarcas similares, pero, por si alguno ronda por aquí van algunas hipótesis.

He aquí la primera de ellas.

Una de las primeras menciones de la palabra es durante uno de los más célebres, e inicuos, juicios que se recuerdan: el proceso a los Caballeros Templarios. No que no se lo hubiesen ganado, tenían enemigos poderosos y no pensemos que esta hostilidad fuese sin motivos; usura, acaparamiento de tierras, negociados y el más imperdonable de todos, un proyecto claro de hegemonía sobre la Cristiandad. Esas cosas despiertan recelos, resentimientos y sobre todo, envidia: ¿por qué esa orden de monjes guerreros y no el Rey de Francia?

Así fue que Felipe el Hermoso (no doy fe) con la complicidad del Papa incoó un proceso contra ellos. ¿De qué no se los acusó entonces?, de todo, en efecto, menos de aquello que era la razón del juicio, es decir su riqueza y su poder.

Allí aparece el vocablo que nos ocupa: Baphomet. Se trata, nos dicen las actas, de una suerte de ídolo que los Templarios adoraban. Su descripción varía de una a otra “confesión” (las comillas valen si se piensa como se obtenían) y algunos caballeros, más valientes o resueltos, niegan saber de qué se trata.

Los que se atreven a trazar sus rasgos nos dicen que tiene una o varias cabezas, que parece un gato, que es una suerte de demonio, que estaba oscuro y el testigo no vio bien…

Es curioso, no obstante, que en otros procesos amañados por el Rey Felipe, donde se repiten las mismas acusaciones propagandísticas (sodomía, opiniones heréticas, irrisión de los símbolos sagrados) falte la curiosa mención del Bafomet. El papa Bonifacio VIII, por ejemplo, fue procesado por cargos similares, pero nunca se dijo que venerase al ídolo de marras, sólo los Templarios fueron acusados de ello.


La palabra tiene un par de breves apariciones anteriores. Unos cincuenta años antes del proceso a los Templarios, en un poema en lengua de Oc (provenzal) se menciona a Baphomet en el contexto de las Cruzadas, parece evidente que se refiere a Mahomet, forma frecuente de Mohammed, es decir, Mahoma, el profeta del Islam. El poema dice así en una traducción de la que no doy fe: Y todos los días nos derrotaban: pues Dios, quien solía velar en nuestro favor, estaba ahora dormido y Baphometz acrecentaba su poder en apoyo del Sultán”. Aquí vale recordar que para los medievales, excepto los más instruidos, Mahoma no era sino el nombre de la divinidad de los musulmanes y éstos adoraban su imagen… ¡cosas de la propaganda!

Así que Bafomet, si nos gustan las explicaciones “claras y distintas”, amén de simples y algo prosaicas, no es sino la corrupción del nombre del Profeta. Siendo la misión original de los Templarios el combate con los musulmanes, y estando en frecuentes tratos con ellos; ¿no era lógico pensar que se hubiesen contaminado con sus prácticas idolátricas? El departamento de “prensa y difusión” de Felipe haría el resto…

No a todos, claro, satisface esta explicación. Más aún cuando el Bafomet, apenas insinuado en la Edad Media, se convierte en una figura importante en el satanismo de los siglos posteriores.

Pero de ello hablaremos en otra ocasión…

domingo, diciembre 07, 2008

Escribir... nada más


Se quejaba Friedrich (Nietzsche, claro) de los lectores y los escritores.
Odiaba, así escribía, a quienes leían (leemos) sólo para pasar el rato y exclamaba: ¡Un siglo más de lectores y hasta el espíritu comenzará a oler mal!.
No nos iba menos mal a los que borroneamos hojas (y pantallas): El que todo el mundo tenga la oportunidad de aprender a leer, a la larga echa a perder no sólo al que escribe, sino también al que piensa. Sospecho que no le gustaría nada Internet al bueno de Friedrich...

Podríamos dejarlo de lado pensando que era un, como dice Sabri, "cosquito" o insultarlo con clasificaciones al uso (precursor de los nazis, lo que es injusto, repetidor de viejos mitos, como insunuó Jorge Luis con bastante acierto pero poca profundidad... o alguna otra definición de manual). Prefiero respetarlo, cuestionarlo y hacer de él un amigo que me señale, como flecha, el camino hacia mi más honda esperanza.

Es que hay muchas palabras escritos y cuando paso por una librería, digamos el Ateneo (por hacer publicidad gratis) me descorazono ante tanto texto que desborda en los estantes. Es que uno se pregunta para qué escribir si todo, o casi, parece haber sido dicho. La biblioteca de Babel y el Libro de Arena están aquí, entre nosotros.

Escribir es mi vida.

Escribir es una pasión compulsiva y torturante que me llena, paradoja, de placer y me exaspera hasta el dolor.

Escribir es eso que me propongo hacer todo el tiempo y aquello que postergo siempre porque hay otras cosas, ¿más importantes? que hacer (un resumen para Ella, una tarea para los chicos, una canción que me pidió bajar Belén, una partida de Age of Empires con Daniel...) porque cuesta encontrar la palabra justa, porque hay mucho ruido en torno, porque, en definitiva, ¿a quién le interesa?.

Mejor buscar una tonta presentación en Power Point, chistosa sin gracia, melosa sin substancia, y enviársela a mi compañera que me dice:"Blog actualizado, siempre blog actualizado, ¿por qué no me mandás el cuento de la mujer inteligente que...?"

Escribir es mi compromiso para hacer efectivo ese transire benefaciendo que, dicen, es el propósito de toda vida respetable.
Escribir es participar de la creación del mundo, es hacer operante aquello que tenemos de más humano; el lenguaje.
Es un sacramento para aquellos que no creemos en los de la Santa Iglesia. Es un sacrificio cultual y un ritual extático.
Quien no escribe, y no se compromete con las letras, quizás se sonría (puede que no le falte razón) y menee la cabeza, diciendo, como Festo: Insanis, Gustave; multae te litterae ad insaniam convertunt!...

En esta cultura que nos acostumbra al éxito inmediato, que nos fascina con las fortunas súbitas, que nos incita a la ambición, al robo, a la salida más fácil.

En esta cultura global hecha de sonidos y luces, magnífica, maravillosa y opulenta a su modo desaforado e injusto.

En esta cultura sin letras, o con letras banales, del copiar y pegar, del googleo, de la vertiginosidad.

En este arrabal del mundo del 2008, escribir es tanto una locura como una apuesta por lo inútil, un desafío a superar el destino de la papelera de reciclaje, una lucha desigual contra el Latin American Idol que resuena en mis espaldas, un berretín y una pérdida de tiempo.

Escribo, sin embargo, y me sumerjo en las letras.

Intento una vez más, sin importar las caídas, ni las condescendencias, ni los comentarios sarcásticos, ni el sol que brilla en el jardín...

Escribo y sigo intentando.

¿Por qué?

Porque es todo cuanto sé, más o menos, hacer.

Y vos ¿me seguís leyendo?

jueves, diciembre 04, 2008

Vientos de guerra


La palabra ha sido dicha una vez más.
¡¡Guerra!!

El enemigo, el nuevo enemigo, es una construcción ideal; el Islam y el mundo oriental en su conjunto. El oponente, de cuyo lado por supuesto está la justicia, es otra entelequia; Occidente.

No faltarán filósofos que justifiquen los aprestos bélicos. Nunca faltan, por supuesto. Ellos nos dirán que es una lucha por la civilización y contra la barbarie, faltaba más.

Uno podría descartarlos pensando que son simples sicofantes del Imperio si no fuera que, en muchos casos, tienen razón. Es verdad que los combatientes islámicos no se destacan por su respeto por las convenciones que, en mejores días, acordaron los pueblos del Oeste; en la guerra que libran contra el Gran Satán las víctimas parecen ser lo de menos, su propio pueblo perece (véase Irak, léanse las crónicas de Gaza ocupada), los militantes se inmolan, la guerra es llevada a las calles y las casas de manera brutal; pero también es cierto que, humillados y ofendidos, han sido empujados a abrazar el islamismo más radical para resistir el avance de los nuevos cruzados.

¿Justificación?.
¡De ningún modo y para nadie!

La religión, esa especie de travesura de la mente cansada que ha prohijado tanta belleza como fealdad, fue invitada al convite y ya no puede ser expulsada de él. Todos invocan a sus dioses, todos encuentran en sus libros sagrados los motivos para emprender una lucha que, si fuera por el petróleo (esa adicción del Occidente), la geopolítica y los recursos naturales que se agotan, tendría menos atractivo para las masas desposeídas y para los propagandistas del odio.

Al fin y al cabo ya el propio Agamenón tuvo que recurrir al fantasma de Helena para arrebatar a los troyanos el control del Helesponto...

Así vimos constituirse (Israel) un estado nacional, y cada vez menos laico, es decir, menos racional, en nombre de viejas escrituras y fallidas profecías.

Así la resistencia (la nación árabe abusivamente identificada con el Islam) que comenzó en nombre de un pueblo despojado se convirtió en una guerra santa (magnífica pero atinada contradicción).

Así el mosaico étnico y cultural del Cercano Oriente estalló en pedazos a los cuales ni el más paciente de los restauradores puede recomponer.

Israel y Palestina, Irak, Siria y Líbano, los fundamentalistas estadounidenses que votan según las profecías bíblicas y un Papa que desempolva viejas anécdotas de emperadores se mezclan...
La intolerancia en nombre de la tolerancia, cuando se impide el uso del velo...

La violencia con la máscara de la paz, cuando se argumenta que, puesto que ellos no respetan nuestras “sabias leyes”, tampoco nosotros debemos respetarlas

La libertad acotada por leyes de vigilancia, al crecer la manía de ver al enemigo en cada barba, turbante o caftán.

¿Es eso todo? ¿Estamos ante una nueva, y al parecer inevitable, guerra en el Oriente?
¿Es ese Islam que busca armarse con dispositivos nucleares, el gran culpable?

¿Son las apetencias imperialistas, y el hambre de combustibles, de los países avanzados el origen de esta espiral que parece no tener fin?

¿Regresamos, cinco siglos después, a las Guerras de Religión?


La Historia puede darnos pistas, siempre que no la miremos a través de los mitos que supimos construir.



El mundo musulmán, multiforme, posee una gran riqueza espiritual; sus filósofos fueron, alguna vez, maestros de Occidente.

Los países árabes, que no se superponen con los primeros, constituyeron alguna vez una escuela de tolerancia.

El judaísmo sembró valores que aún hoy se cuentan entre las más elevadas creaciones de la Humanidad.

Cristianos fueron quienes derribaron, otrora, las supersticiones que trababan el avance de la ciencia.

No toda religión es, o debería ser, negativa.


Sin embargo hemos visto en los últimos ciento cincuenta años como el avance de Occidente sobre el mundo doblegó y demonizó al otro, hemos asistido a la pérdida de los mejores valores de las tradiciones monoteístas en beneficio de concepciones tribales que hubiesen hecho sonreír, o retroceder espantados quién sabe, a los pensadores del medioevo y que los mejores de los filósofos del siglo diecinueve considerarían caducas.


Un nacionalismo cargado de leyendas, el fin de las grandes utopías transformadoras y la presencia ubicua del más arcaico misticismo han servido de coartada a las ambiciones y los negociados de un puñado de empresas fundamentadas, ¡paradoja!, en el cálculo racional y la maximización de los beneficios.

Ahora parece casi imposible desandar el camino.

No hay soluciones fáciles, tampoco resultan viables, una vez que se invocaron Absolutos, la negociación o la misma política.

Condiciones todas que, otra vez habla la Historia, siempre han llevado a esa palabra quizás la más mala palabra de todas: ¡Guerra!

jueves, octubre 16, 2008

Informe sobre un pueblo bárbaro


Creen, las tribus del Nuevo Mundo, en un antiguo Inca que jamás llegó a reinar.
Dicen que murió por salvarlos aplacando la ira de un anciano dios, que era el padre de aquel Inca.
No obstante, desconfían de estos grandes dioses tan terribles y prefieren suplicar a divinidades más pequeñas y comprensibles, como la Mamma Coya de aquel Inca.
Cada tanto, los nativos se matan entre ellos para complacer a alguno de estos dioses, pero he sabido que no es la sangre lo que ellos quieren, sino la entrega y la sumisión del alma y del cuerpo.
Dicen los amautas que está bien que crean en estos dioses sanguinarios y despóticos porque está profetizado que, el día en que dejen de adorarlos, otros, aún peores, tomarán su lugar y entonces ninguna tierra estará a salvo de su furor.


Tomado del tokapu de Qhapaq Ayni conocido como Viaje a las Tierras de Ultramar. Versión libre.

jueves, septiembre 25, 2008

Apostillas al Péndulo de Foucault







Voy por la cuarta lectura del libro y realmente me atrapó.

Ya ni recuerdo cuando lo leí por primera vez, la última fue hace un par de horas... mi novia hablaba por teléfono (ya se sabe como suelen ser las chicas) y yo me aburría soberanamente, tanto por distraerme como por alejarme de una conversación que no me concernía me fui hasta su biblioteca. Allí estaba, entre Ionesco y el Larousse ilustrado, el mamotreto de Umberto. Lo tomé con desgano, ya lo conozco me dije, y comencé a leer.

Y seguí leyendo...

Y continué...


No pude desprenderme de ese mundo ilusorio que es cualquier novela sino por algunos momentos.


Mis largos viajes en bondi (rosarinismo por ómnibus urbano) se convirtieron en fantásticos paseos por el Milán de Casaubon, Jacopo Belbo (entrañable) y el desvaído Diotallevi.

Con ellos me reí de esas bromas rebuscadas y académicas, en su minúscula oficina de Gallimard asistí a sus debates insustanciales y compartiendo un martini en el Pílades escuché esas bizarras e irrelevantes conversaciones sobre todo lo divino y lo humano. Estuve presente en su insensata creación de El Plan y me dejé llevar por el vértigo de reinventar la historia; en el ínterin me conmovió la siempre elusiva búsqueda de Jacopo, compartí su fascinación por la hermosa y fútil Lorenza y odié con ganas al impostado Aiglè.


En esta trama encadenada, densa a veces, con baches literarios que sólo son disimulados por la potencia del tema, hay de todo: sueños, fantasías, desengaños, obsesiones y redención.


Un canto a la simplicidad es la intervención, breve y decisiva, de Lía, (me recordó a Sabri)

explicando que que los grandes misterios son mucho más prosaicos y, mirados de cerca, más maravillosos que todas esas mixtificaciones de templarios,

sociedades secretas y poderes ocultos... El nacimiento de un hijo, la cotidianeidad de un mercader resultan, así, en el fondo, el verdadero sentido de la Historia.


Durante toda la lectura sentía que la novela, ¿puede llamarse así? me hablaba personalmente. No, no es que tuviera un mensaje o apelase de alguna manera a mis sentimientos, tampoco porque su historia se pareciese a la mía, sino porque me fascinan los mismos temas y motivos que a Eco; la Historia como juego de interpretaciones y la duda ante ellas, expresada en ese permanente no tomarlas demasiado en serio, la alusión constante, la investigación estética y lúdica de los saberes ocultos.




Alguna vez chapoteé en las aguas de cierto ocultismo y, con una mezcla de credulidad y suspicacia, leí muchas de las obras que cita Eco (también a Salgari en otro tiempo)… mi padre, eterno niño, adoraba esos temas mágicos. Creía en Pauwels y Bergier, en von Däniken, en Fulcanelli y se quejaba porque Borges insinuaba que el Aleph era un falso aleph, de él me vino el gusto por esos temas, y en reacción hacia esas lecturas comencé a devenir escéptico. Nunca le estaré lo suficientemente agradecido por ese don, por ese inadvertido regalo de la duda...


Un estudio cuidadoso de la Historia, un no siempre cumplido afán de comprobar (eran tiempos pre internet) las citas, la verificación de que “los diabólicos” eran”diabólicamente deshonestos”

y el triunfo de una sana crítica en mi espíritu me llevaron a descubrir que no hay nada en el ocultismo (y sus acólitos) que no sea una mentira o un engaño, engaño en el que ellos mismos caen una y otra a vez.


Por eso hago mías las piamontesas palabras de Jacopo Belbo en el momento de su triunfo; y de su muerte....

A todos los místicos, ocultistas y pretensos "nobles":


Ma gavte la nata…

sábado, septiembre 20, 2008

De tristezas, esperanzas y filósofos occisos



Una de esas semanas...

Sitiado por la pena. Tragedias cercanas que golpean, desencuentros, deseos imposibles, enfermedades y el suspiro cercano de la muerte, esa compañía permanente que, nos complace imaginar, nunca se mudará a nuestra casa.

Tuve un dios que murió, bien muerto está, y una diosa por la que solo puedo sentir desprecio. No hay odio en mi corazón, no hay nostalgia excepto la de tanto tiempo perdido. Mis hijos serán libres y eso es lo que importa, yo, aún tullido, podré seguir mi marcha a trompicones, ella está a mi lado, no es adoración lo que me liga sino deseo, sino ternura, sino la suave sensación de una tarde compartida en el silencio de la siesta.

El camino ha sido solitario, nomen omen, pero no me quejo de lo andado. Caminé por húmedas selvas de lujuria, me extravié en fantasmagóricos senderos de mentiras, demoré mis pasos ante murales de otros tiempos y no fui avaro con mi mochila al emprender la jornada. Que los dioses bendigan su camino, es la madre de mis hijos, que los demonios perdonen su ignorancia, tampoco ella conocía demasiado de la vida. Que la maldiga es sólo consecuencia del dolor fantasma, la herida supura en ocasiones y no me siento muy ecuánime en esos días. Mis hijos sabrán algún día toda la historia, quizás sientan vergüenza, quizás me odien (sobre todo si es ella quien la cuenta) pero a la larga comprenderán que fue sólo ceguera mi pecado. Como sea no estoy arrepentido, valió la pena el riesgo, fue doloroso el precio, pero pude encontrarte y ello hace ganancioso mi balance.

Busqué amigos y dí con algunos que llevan muchos años enterrados. No puedo hablar con los hombres de ahora, poco los soporto y el sentimiento es mutuo, pero siempre es grato volver a los maestros. Escuché rugir verdades a Friedrich y Mijaíl me consoló en la tarde destemplada con la dulzura de su grito de rebelde. Siempre me guiña un ojo Karl, aunque no aprueba que pierda el tiempo con los filósofos de la miseria, es inútil discutir con él y sólo se calma cuando nos quedamos hablando de Historia hasta la madrugada. Es poco sano, lo sé, debatir con los muertos, pero ¿qué puedo hacer? Los contertulios no abundan en Beocia.

Dejo atrás temores, atriciones y tristezas.
Amanece un nuevo día y ella, que no es una diosa sino una mujer hermosa como debe ser, me despierta con un beso.
- ¿Dormiste bien?
- Tuve pesadillas- le contesto incapaz de una mentira- pero todas se han ido cuando ví tus ojos. Creeme, amor, ya las he olvidado.

martes, septiembre 09, 2008

Toyotismo

El toyotismo corresponde a un cambio notable en el sistema de producción industrial.
Después de la crisis del petróleo del ‘73 comenzó a desplazar al fordismo como modelo referencial para la producción en serie.

Los conceptos centrales del modelo son:
  • Flexibilidad laboral y alta rotación en los puestos de trabajo/roles.
  • Estímulos sociales a través del fomento del trabajo en equipo y la identificación transclase entre jefe-subalterno.
  • Lógica de menor control del obrero en la cadena productiva y un aceleramiento de la demanda que acerca al "stock cero" y permite prescindir del almacenamiento.
El sistema toyotista se complementó con la serie de reformas neoliberales que el mundo presenció en la década de los 80 y que maduraron en los años 90 bajo la idea de globalización.
Este complemento ha sido exitoso al cumplirse efectivamente las metas de expansión del consumo y reducción de costos derivados. A la vez que ha derivado en la destrucción de la clase obrera como tal.


Otras consecuencias negativas están a la vista; la desaceleración en la innovación tecnológica en términos de creatividad. Lo que algunos llaman el fin de la era de “los grandes inventos”.

La desaparición del Estado de Bienestar, la intensificación del individualismo y el desempleo estructural son otros de esos “efectos colaterales” y…

Bla, bla, bla… ¿A qué tantas palabras?

Miren bien esta publicidad.

Esto es el toyotismo!


domingo, septiembre 07, 2008

Qué es lo que quiero decir cuando digo: Te amo... ¿me amás?



Como un aporte a la comprensión entre ambos géneros daré a conocer este estudio lingüístico acerca del castellano (argento) hablado por los varones y por las mujeres.

En todos los casos el texto en mayúsculas corresponde a “lo que se dice” y el texto en minúscula a “lo que se quiere decir”…

El castellano (argento) de los varones (manual práctico)

TENGO HAMBRE = Tengo hambre.

TENGO SUEÑO = Tengo sueño.

ESTOY CANSADO = Estoy cansado.

HABLEMOS = Estoy tratando de impresionarte, para que pienses que soy un hombre profundo y accedas a tener sexo conmigo.

PARECÉS TENSA, ¿TE DOY UN MASAJE? = Primero te meto mano, después quiero sexo con vos.

¿BAILAMOS? = Quiero sexo con vos.

¿TE GUSTARÍA IR AL CINE CONMIGO? = Quiero sexo con vos.

¿QUERÉS CENAR CONMIGO HOY EN LA NOCHE? = Quiero sexo con vos.

¿TE PUEDO LLAMAR EL VIERNES? = Quiero sexo con vos.

¿TE QUERÉS CASAR CONMIGO? = Quiero que sea ilegal para ti acostarte con otro hombre que no sea yo. Usado sólo como último recurso.

(DE COMPRAS) SÍ, TE QUEDA LINDO = Compralo de una vez y vámonos de acá.

¡QUÉ LINDO ESE VESTIDO! = ¡¡Qué buena estás!!

SÍ, TE QUEDA BIEN EL NUEVO CORTE = Te quedaba mejor el anterior.

SÍ, TE QUEDA BIEN EL NUEVO CORTE = ¡¡$250 a la basura!!

PERO ¿CUÁL ES EL PROBLEMA? = No entiendo de qué estás hablando ¿cuál es la tragedia?

¿QUÉ TE PASA? = ¿Qué trauma psicológico auto-inventado te afecta hoy?

¿ESTÁS ENOJADA? = Me imagino que esta noche, nada de sexo.

ESTOY ABURRIDO = ¿Tenemos sexo?

TE AMO = ¡¡Necesito sexo YA!!

YO TAMBIÉN TE AMO = OK, ¿estás contenta?... ¿podemos comenzar con el sexo?

NO ME PASA NADA= No estés jorobando, dejame en paz.



El castellano (argento) de las mujeres (manual práctico)


NO = Sí

SI = No

TAL VEZ = No

LO SIENTO, PERO... = Lo volvería a hacer igual

DECIDI VOS = …pero hacé lo que yo quiero.

SOS LIBRE DE HACER LO QUE QUIERAS = Ni se te ocurra hacerlo.

HACÉ LO QUE QUIERAS… = …pero la pagarás cara

NO, NO ESTOY ENOJADA = Por supuesto que estoy furiosa.

¿TE ESTAS DURMIENDO? = ¡¡No te duermas, imbécil!!

ESTA NOCHE ESTÁS MUY CARIÑOSO = No tengo ganas de hacer el amor.

¿ESTOY GORDA? = Decime que estoy buenísima.

APAGÁ LA LUZ = Tengo celulitis.

QUIERO CAMBIAR ESTAS CORTINITAS = y las alfombras...y la pintura...y los muebles...

ES QUE ESTA COCINA ES TAN CHIQUITA = Quiero una casa nueva.

¿ME AMÁS? = Te voy a pedir algo.

¿CUÁNTO ME AMÁS? = y cuesta mucho dinero.

NECESITARÍAMOS = Yo quiero.

TENEMOS QUE HABLAR = Necesito quejarme de algo.

CREO QUE NO NOS COMUNICAMOS LO SUFICIENTE = Tenés que estar de acuerdo conmigo.

NO ME REGALÉS NADA, ASÍ ESTÁ BIEN = Quiero que me des una súper sorpresa.

NO TE MOLESTES = Preocupate.

ES QUE VOS YA NO ME QUERÉS = Besame y decime que me amás.

SÓLO PENSÁS EN VOS = Incluíme en todos tus planes personales.

NO TE PREOCUPÉS, ANDÁ CON TUS AMIGOS = Total, después me vengo y me voy yo con las mías (o con los míos…)

TE TENGO MUCHA CONFIANZA = Decime con quién vas, a dónde vas y a qué hora regresás.

Traduciendo cada expresión que se oye por su significado correcto no sé si te evitarás los problemas, pero al menos sabrás por qué hace días que ella (o él) ya no te habla…

Ahora los/las dejo… tengo cosas que hacer…

Mí amor, ya terminé con el blog:

¿TE GUSTARÍA IR AL CINE CONMIGO?

sábado, septiembre 06, 2008

Verídica historia de la ciudad de Rib. Segunda parte


...Sí, así era la vida en aquellos días lejanos, en la época del mundo que llaman el Cuarto Sol.
Entonces llegaron ellos.
Vinieron en balsas extrañas, henchidas de velas y crujientes al navegar, tan grandes como una casa, tan feas e inesperadas como una tormenta de la víspera del verano.
Los hombres menearon la cabeza al ver los navíos.
Las mujeres espiaron desde las ventanas aquellas amenazadoras barcas que, decían, ensuciaban el agua a su paso.
Los chicos y las chicas estaban, por el contrario, encantados con aquella esperanza de nuevas gentes y desconocidas aventuras.
Los barcos pasaban, uno a uno, río arriba hacia los salvajes países del norte. A veces se los veía volver, a veces llegaba la noticia de un naufragio, o algo peor, en los traicioneros recodos de aquella madre, ajena para los extranjeros.
Y pasaron los años. Los barcos pasaban, pero nunca se detenían, de vez en cuando los viajeros de paso contaban, ante el asombro de los habituales concurrentes de la Ración Generosa, de La Glorieta o de El Viejo Pescador (las tres posadas de Rib), acerca de aquellos exiliados, gentes con el mar en sus ojos, los cabellos como trigo o como noche, brazos fuertes y hablar incomprensible. De cómo habían levantado sus casa en los vírgenes claros del norte, o en las orillas de los indomables ríos occidentales y hasta se habían atrevido a subir hacia las tierras de arriba en busca de los Señores de la Piedra.
Pero muy pocos en Rib quienes los habían visto alguna vez. Y nadie creía en sus historias.
Un día, no obstante, ellos y ellas llegaron, era inevitable, por supuesto, pero las buenas gentes de Rib tenían las cosas muy en claro; vivían bien, vivían felices, contentos de como estaban las cosas y lo mejor que podía pasar era que siguieran como estaban.
El barco echó la pesada piedra que le servía de ancla a unas cuantas cuerdas de la orilla, Rib alguna vez tendría un puerto, pensaban todos, pero no por ahora,
Era la hora de la siesta.
Aquel día cambiaron las cosas.
Dicen que fue Don Doribio Guijarro quien los recibió, de ser así es seguro que al viejo arriero eso no debió gustarle nada pero, generoso como era, les habrá convidado con mates y, si era la época de lluvias, con esas sabrosas tortas fritas de su mujer; Doña Grisia. Sólo por eso, aseguran algunos, los extranjeros se quedaron en Rib.
Eran Exiliados del otro lado del mar; hombres en su mayoría, pero también venían silfos con ellos, y, dicen, unas personas parecidas a los karuyarí del norte, pero más rubias y sonrosadas. Usaban nombres sonoros y tenían sueños de grandes y nobles hazañas, pero el recodo del río los atrajo, el Agua Madre los llamaba con nombres que ellos y ellas jamás habían oído, pero que les llenaban el alma de nostalgia.
Levantaron sus casas en torno a la desdibujada plaza central; Plaza de Mayo, quisieron llamarla, en recuerdo de las fiestas primaverales de sus tierras septentrionales, pero pronto los ribarinos les aseguraron que para ellos los tiempos eran diferentes, y la llamaron la Plaza de Noviembre, y con este cambio de nombres los Exiliados renunciaron a su exilio y se volvieron, también ellos, sureros, gentes de esta parte del mundo.
Así, pues, en Rib habitaron las gentes de la tierra y las gentes venidas de fuera que se llaman qillca. Todo había cambiado, pero todo era igual, aunque ahora hubiese un palacio de piedra frente a la Plaza, se hablase una lengua mezclada entre la de los nativos y los exiliados y se viesen algunos cabellos rubios entre los ribarinos.
La ciudad prosperó con su nuevo puerto.

Hubo artesanos que se establecieron en ella para construir delicadas obras de maestría sólo comparable a la de los Antiguos.

Hubo comerciantes que traficaban con los lejanos Señores de la Piedra, con los Poderosos de Ultramar y hasta con los reyes boreales de más allá del cinturón del mundo.

Hubo guerreros que defendieron las tierras de los labradores.

Hubo grandes oradores que exigían mayores privilegios para la ciudad.

Hubo, en fin, una historia rica en sucesos, guerras y maravillosas creaciones de belleza trascendente.
No hubo, pese a todo, nunca un rey en Rib y los rectores, como ahora llamaban a los líderes locales, eran elegidos por sus iguales, los ciudadanos libres de Rib.
Así fue por largos años.
Entonces llegaron los días del imperio.


Una ciudad, ni tan lejana, ni tan cercana, extendió su hegemonía por toda la Tierra del Sur, se hizo llamar reina y proclamó la libertad para todos los habitantes del Sur... siempre que obedecieran sus dictados.
Aquella ciudad se llamaba Argyria y había sido construida por los Qillca que aún mantenían aquellos sueños de dominio traídos del otro lado del mar y de más allá del cinturón del mundo.

Era muy parecida a Rib, pero a la vez muy diferente, pero entre los ribarinos muchos la envidiaban y aspiraban a ser parte, siquiera, de su gloria. Entonces Rib se sujetó a su dominio y los ciudadanos libres se ufanaban de ser considerados argyrianos.


Con el tiempo Argyria llegó a sojuzgar a todas las tierras circundantes y aún más allá, hasta los países de los Señores de la Piedra. Antiguos, silfos, djinns y otras muchas gentes entre los pueblos que saben hablar, obedecían, o al menos no discutían, sus mandatos.
Argyria trajo paz a las tierras del sur, pero era una paz pesada y oscura, parecía la paz de los días de verano, nublados y opresivos, hasta que estalla el relámpago.


Rib creció entonces, sus calles fueron empedradas y se construyeron palacios a la vera del Agua Madre.

Hubo una plaza y hubo un gobernador, pero los ribarinos no habían cambiado; la plaza fue ocupada por los vecinos para intercambiar artesanías y noticias y el gobernador fue reemplazado por un concejo de padres.

Los argyrianos no intervinieron, porque Rib pagaba sus tributos, excepto en una ocasión, cuando los siervos (entonces había muchos siervos en el Imperio) se rebelaron y durante un año fueron los amos de Rib.

En aquella ocasión se combatió en las calles y los vecinos de Rib se dividieron, y muchos murieron en las mismas barricadas que los siervos cuando los legionarios qillca penetraron en la ciudad.
El sueño de libertad de los esclavos fue aplastado, pero no murió, y muchos ribarinos hablaban con orgullo de aquella ocasión cuando se enfrentaron, solos, al Imperio: la llamaban El Levantamiento.

Sin embargo nada dura para siempre y puede suceder, en ocasiones, que una heroica muerte honre una vida sin dignidad.

Continuará

jueves, septiembre 04, 2008

Verídica historia de la ciudad de Rib.




La ciudad de Rib existe desde siempre.

Los pobladores suelen decir que no tuvo fundador, pero esto es sólo una manera de expresar lo que todos saben; Rib es parte esencial de ese rincón del mundo, allá, en las provincias de abajo, en la Tierra del Sur.

Rib se llama así debido a que está ubicada sobre las riberas del río.

Es cierto que tuvo, otrora, otros nombres; fue una comarca, un paraje a la vera del camino hacia las provincias de arriba, un amplio espacio vacío entre una cañada barrosa y un arroyo con pretensiones de río, fue, también, un santuario olvidado y una próspera colonia de mercaderes; y cada vez le daban un nuevo nombre. Seguía siendo Rib y esos apelativos pronto fueron olvidados, había uno, sin embargo, que siempre recordaba; era un dulce, un sencillo nombre de mujer.

Como una mujer Rib se dejaba amar y odiar con la misma facilidad.

Estaba edificada a orillas de un río tan ancho y tan manso que no lo llamaban río; sino el Agua Madre, porque a ella le debían su vida, porque cerca de ella se sentían felices y, sobre todo, porque era tan serena y suave que los acunaba como sólo una mamá puede hacerlo.

Rib se decía ciudad pero era pequeña; unas pocas casas sobre las barrancas, una plaza donde se reunían a tomar sol por las tardes y muchos árboles generosos de sombra y frutos. Y muchos, muchos suburbios que se abrían en abanico desde la calle central, cada suburbio era, por cierto, una reproducción en pequeño de toda la ciudad, casi como esos espejos que se reflejan en otros espejos.

Rib era vieja, más vieja que el tiempo, y era joven, como una niña que despierta a su juventud.

Rib, finalmente, estaba habitada por gentes sencillas y laboriosas; pescadores en las cañadas de la orilla, labradores en los campos cercanos, artesanos un poco por todos lados. Tres tabernas, una sencilla torre, más vieja que el tiempo y deshabitada, algunos comerciantes venidos quien sabe de dónde. Muchos chicos, muchas niñas, muchos viejitos de mirada pensativa y muchas abuelas que amasaban el pan y preparaban el mejor dulce de leche de toda la provincia.

Eran gentes venidas un poco de todas partes, arribeños de rostro color tierra y ojos de miel, paisanos de a caballo de las extensas pampas del sur, canoeros, aventureros de las selvas del noroeste, serranos de cantarina habla y gentes del otro lado de la cordillera de voces suaves y de pausados gestos. Había pasado, sin embargo, tanto tiempo desde aquellas llegadas que todos las habían olvidado, eran ribarinos (así les gustaba llamarse) y no había un lugar mejor para vivir que esas barrancas altas y terrosas al lado del Agua Madre.

Los primeros, como todos saben, fueron los Antiguos. Ellos descubrieron la belleza de la Tierra del Sur y la amaron por primera vez. Establecieron los tiempos e impusieron los nombres, los verdaderos nombres, de las cosas. Partieron hace mucho aunque, en realidad, siguen presentes para las gentes de ojos y corazón abiertos, y uno puede verlos en los caminos solitarios, en las sombras del follaje a mediodía, en el claro de luna.

Después de ellos, oyentes rebeldes de los Antiguos, llegaron las gentes de la tierra; los Abuelos y las Abuelas que bajaron desde las selvas del norte después de andar largas lunas buscando una casa. Muchos la encontraron aquí, entre la cañada y el arroyo, sobre la barranca y frente a las islas. Y se quedaron.

Eran de distintas familias; las gentes de las pampas y las gentes de los montes, cada una con su habla, cada una con sus pequeñas o grandes historias, cada una con sus secretos anhelos.

Cada uno que venía se enamoraba de la ciudad.

Y se sentía un ribarino de pleno derecho, y era capaz de cualquier cosa para defender los títulos y los, dudosos, privilegios de Rib. Alababan a sus mujeres, doncellas alegres y hermosas de cuerpos torneados y andar sugerente, se enorgullecían de sus libertades, se complacían en su inmenso río, el Agua Madre, a veces una cinta de plata, a veces un camino azulino.

Y no querían alejarse de allí.

Cada uno que llegaba maldecía a la ciudad.

Y murmuraba de sus calles, nunca rectas y bastante estropeadas, de sus comerciantes rapaces y mezquinos, de su eterna condena a no ser lo que soñaban, de la humedad, del calor, los mosquitos y la lluvia.

Pero no se iban.

No había rey en Rib, ni tampoco había nada que pudiera llamarse ley, cada cual vivía con sus familias, familias de muchos tíos, primos, sobrinos y más parientes de los que uno puede acordarse, o con las familias vecinas, y todos estaban a gusto con la presencia de los demás. Desde hacía más de mil años, o quizás menos pero en Rib nadie sabía llevar muy bien las cuentas, no había habido guerras, robos, muertes o destierros, muchos chismes sí, alguna que otra niña en brazos ajenos también, bromas pesadas, unas cuantas (a los paisanos de la pampa surera les encantan las bromas pesadas) y discusiones, demasiadas e interminables, pero todo se arreglaba en las fiestas, y en Rib nunca faltaban las excusas para las fiestas.

Sí, así era la vida en aquellos días lejanos, en la época del mundo que llaman el Cuarto Sol.

Entonces llegaron ellos.


Continuará...

jueves, agosto 21, 2008

A long time ago, in a galaxy far, far away...

Uno de los post que más comentarios reciben es el dedicado al Libro de Mormón, es evidente que los muchachos LDS (Latter Day Saints=Santos de los Últimos Días) están muy activos en la Red...En éste agrego detalles poco conocidos de su mitología. No tengo intención de ofender, sólo de contar una buena historia...

En algún lugar del espacio profundo se encuentra el planeta (otros dicen estrella) Kolob. Un mundo paradisíaco con un extraño periodo rotatorio de mil días (es decir que un día kolobiano es un milenio terrestre) lo cual seguramente trae serios problemas a su medio ambiente.

En Kolob, o cerca, reside Dios. Un ser maravilloso, de gran poder cuyo cuerpo es el de un hombre maduro, de raza blanca.

La serie televisiva Battlestar Galactica estaba basada, en parte, en los mitos mormones.

Fuerte, autocrático y omnisciente, este súper ser no ha creado el Universo, ni la materia, que es eterna, y convive con miles, quizás millones, de inteligencias espirituales.

El nombre de este Dios es Elohim, pero también se lo conoce como el Padre Celestial y es posible que comenzara siendo un hombre, como nosotros, pero que con el devenir de las edades haya llegado (por caminos de los que poco y nada se nos dice), a convertirse en una divinidad.

De un modo misterioso, o no tanto porque algún himno mormón habla de la Madre Celestial, Elohim creó cuerpos espirituales (sea lo que sea eso) para algunas de esas inteligencias que vinieron a ser, así, su hijos. El primero de estos seres no fue otro que Jehová (el dios hebreo Yahvé), conocido desde su encarnación en el planeta Tierra como Jesús. Jehová, pues, es Dios pero un tanto menor que Dios, un igual no tan igual...

El Padre, quizás en sus noches de insomnio, diseñó una suerte de proyecto o plan director con la finalidad de que todos estos cuerpos espirituales llegasen a tener un cuerpo físico como el suyo y de este modo lograr "la completa felicidad" convirtiéndose en dioses de mundos por venir. Como el régimen de Kolob era una especie de monarquía constitucional, Dios convocó a un concilio de todos sus hijos para exponer los fundamentos de su proyecto. No parece que se tratara de una asamblea deliberativa, sino más bien informativa, y no se registra que, al menos en la sesión, hubiese voceros de la oposición...


El plan divino era de una sencillez asombrosa; los cuerpos espirituales serían enviados a un lejano planeta; la Tierra, donde recibirían un cuerpo físico. Allí, olvidados de su vida previa, deberían hacer la experiencia de ejercitar su libre albedrío escogiendo el bien, es decir la voluntad divina que podía incluir algunas acciones moralmente cuestionables como la guerra, la coerción y el robo de tierras, antes que el mal.

Como un auxiliar para estos seres exiliados; Elohim enviaría a un Líder plenipotenciario de manera que, siguiendo sus enseñanzas, aceptando su autoridad y renunciando al libre albedrío, fuese más fácil el ejercicio de la libertad...

Esquema simplificado, y traducido al inglés, del Plan Divino

Como si de una clase de obsequiosos alumnos se tratase; varias manos se alzaron para solicitar el privilegio de ser nombrado Líder de la misión, la elección divina, empero, recayó en Jehová (el futuro Jesús, ¿me siguen?) quien quedó designado desde entonces como Mesías.

No todos estuvieron de acuerdo con esta decisión. Lucifer, otro de los hijos de Dios, quería el puesto y tenía sus propias ideas al respecto. En efecto, su pretensión era que los futuros humanos fuesen obligados directamente a obedecer, más bien que guiados por sutiles presiones, y que se le otorgase esa misión a él mismo, quien sabría llevarla a buen término. En fin, la vieja disputa entre los incentivos morales y los materiales, condimentada con un debate acerca del liderazgo, lo que prueba que hasta en el Cielo "se cuecen habas".


Como resultado de esta discrepancia estalló la Guerra Celestial. Lucifer logró el apoyo de un gran número de rebeldes y se enfrentó con Jehová y sus tropas leales. No hay crónicas certeras de este conflicto, pero se sabe que Jehová fue el vencedor y que los rebeldes fueron expulsados de Kolob, quitándoseles la Tarjeta Verde (o su equivalente) que les permitiría encarnarse en cuerpos físicos.

Lucifer se convirtió de este modo en Satán, y sus aliados en demonios, dirigiéndose raudamente a la Tierra para molestar a sus futuros moradores e incitarlos a escoger el Lado Oscuro. Algunos añaden que, en consonancia con esta elección, su apariencia se volvió desagradable; es decir que se convirtieron en ángeles de piel negra.

El caso es que la Tierra no estaba todavía creada, por lo cual Elohim tuvo que proceder a formarla.

La tarea fue confiada a Jehová, para lo cual le fue otorgado el sacerdocio de Melquisedec (el mismo que hoy ostentan muchos líderes mormones), sacerdocio que es definido como un "dominio soberano".

En este trabajo de construcción, que hace recordar al Demiurgo gnóstico, Jehová contó con el auxilio de varios seres espirituales, ansiosos por ornamentar su futuro hogar, entre los cuales estaba Miguel, el famoso arcángel que se había destacado en la Guerra Celestial.

Una vez que se terminó de formar la Tierra, Dios mismo, con la asistencia de Jehová, hizo el cuerpo del primer hombre: Adán, tomando como modelo su propia persona, es decir que Adán era rubio, alto y de ojos celestes... ¡bueno tal vez, verdes!.

En cuanto al espíritu o alma del primer hombre, el propio arcángel Miguel se encarnó en él.

En cuanto a Eva no se sabe quien sirvió de modleo, ¿la Madre Celestial tal vez?, pero lo cierto es que recibió el espíritu de una de las hijas de Dios.

Adán y Eva, como se sabe, fueron colocados en el hermoso Jardín del Edén, (que no estaba, según una errada y extendida interpretación, ubicado en algún lugar del Medio Oriente sino en las cercanías de Independence, Missouri, Estados Unidos) y allí Dios les dio dos órdenes fundamentales; una de ellas positiva: tengan chicos (habría que imaginarlo a Dios con la voz del Padrino) y la otra negativa, la relativa al famoso Árbol del Conocimiento.


Es de público dominio que Eva y Adán tentados, según declararon el juicio sumario que siguió, por Satán comieron del fruto, fueron expulsados del Paraíso y tuvieron que avenirse, ellos y sus descendientes, a sufrir la muerte. Hete aquí, sin embargo, que esto no fue tan malo después de todo.


En efecto, los LDS aseguran que todo ya estaba previsto y que la caída les permitió, además de conocer el bien y el mal, ser capaces de hacer bebés…por lo cual se considera que el pecado de Adán fue la condición necesaria para que los humanos existiéramos, así lo afirma la misma Eva en el Libro de Moisés (inútil buscarlo, no está en la Biblia):

"Y,Eva su esposa, oyó todas estas cosas y se regocijó, diciendo: De no haber sido por nuestra trasgresión, nunca habríamos tenido posteridad ni hubiéramos conocido jamás el bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que Dios concede a todos los que son obedientes".

Es decir que por ser desobedientes lograron el premio de aquellos que son obedientes ¿está claro?

Como sea, el caso es que los nuevos nacidos no podían regresar a la presencia de Dios, por lo cual el Plan se estaba cumpliendo y sólo faltaba la llegada del Mesías.

Unos cuatro mil años después de que Adán fuese enterrado en Adam-ondi-Ahman (un valle de Missouri ¿dónde sino?) Jehová vino al mundo en "el país de Jerusalén", engendrado por Elohim en María (dicen que de un modo parecido al que utilizaba Zeus con las mujeres mortales), momento en el cual tomó el más conocido nombre de Jesús.

Jesús, de quien también se dice que estuvo casado, organizó no una, sino dos iglesias como puntales para su misión terrestre, que consistía, como vimos, en preparar el regreso al planeta Kolob de los hijos de Dios; ahora con cuerpo físico.

Una de estas iglesias estuvo ubicada en el Mediterráneo Oriental, la otra en algún lugar de América (el istmo de Tehuantépec para algunos, la región de los Grandes Lagos para otros).

Ambas, sin embargo, fracasaron en su cometido.

La iglesia del Viejo Mundo fue presa temprana de la corrupción y se volvió una entidad abominable.

Más pura, la iglesia americana duró casi cuatrocientos años hasta ser destruida por sus enemigos, los indios lamanitas...

El plan parecía fracasar, Lucifer era ahora el Líder indiscutible del planeta Tierra y el retorno a Kolob parecía imposible para los hijos de Dios.

No todo, sin embargo, estaba perdido, mil ochocientos años después surgía una nueva esperanza destinada a reparar los errores de Jesucristo.

Érase un joven granjero, que vivía en un remoto rincón del condado de Wayne, estado de Nueva York…



Todo cuanto se cuenta aquí ha sido tomado, y chequeado, en fuentes del movimiento LDS y se basa, sobre todo, en las traducciones que hizo José Smith de unos papiros egipcios que resultaron ser escritos de la "propia mano" de Abraham, el Patriarca bíblico. Investigadores modernos, incrédulos, sostienen que en realidad se trataba de vulgares copias de un texto egipcio tradicional; El Libro de los Muertos pero, por supuesto

¡ellos no han orado para recibir sabiduría!

Facsímil de una parte de los papiros traducidos por Smith. Según él es una escena de la estancia de Abraham en Egipto, según los egiptólogos parte de los rituales funerarios en el país del Nilo.


Este video, un joyita, resume muy bien las creencias mormonas y lo hace en forma de dibujos animados. Tengo entendido que ha sido "prohibido" por la Iglesia LDS, pero vale la pena verlo (aunque esté en inglés)


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gadores modernos, incrios. odo enpados morales y los materiale ha llegado por caminos porco