Buscar este blog

viernes, junio 13, 2008

Parásitos mentales

Busca, buscando en la Red… dí con esta información


Parece el título de una de esas películas de clase B que veíamos en Cine de Súper Acción (Sábados a la tarde, Canal Cinco, ¿se acuerdan?).

Unos seres llegan desde el espacio exterior y se alojan en las mentes de los desprevenidos terráqueos. Una vez allí controlan su cerebro forzándolos a hacer su voluntad y a colaborar con ellos en la conquista del mundo. Por suerte siempre había un héroe, nacido al norte del Río Grande y al sur de lago Erie, que nos salvaba de los rojos aliens venidos del más allá.



Sin embargo esta fantasía primaria, este miedo a no controlar nuestro inconsciente, existe en algún sitio más allá de nuestra psiquis.

Ciertas especies de parásitos parecen tener la propiedad de controlar el cerebro de sus huéspedes y hacerlos dóciles instrumentos de sus oscuros fines.

Las esporas del “Codyceps”, un hongo parásito, se introducen en el sistema nervioso de las hormigas induciéndolas a subir hacia la parte más elevada de un tallo de hierba; una vez allí el hongo brota de la cabeza, destrozándola, para iniciar su nueva vida sobre el cadáver de su huésped.



Del mismo modo el “Gammarus Lacustris”, un pequeño crustáceo de agua dulce, se refugia en el fondo del lago al ver que se acerca un pato; siempre y cuando no esté infectado con una larva que sólo puede desarrollarse en el sistema digestivo de las aves. En ese caso el pequeño camarón sube hacia la superficie, estúpido y obnubilado, para ser devorado por el ánade que servirá de huésped al parásito en cuestión.

Más notable resulta el caso del “Sacculina Granífera” que, al infectar a un cangrejo macho, lo convierte (hormona mediante) en una hembra. El cangrejo, devenido “cangreja”, hace un nido en la arena como si fuese a depositar sus huevos pero dejando salir, en realidad, las larvas del parásito.

O el “Gusano Gordiano” que vive dentro de los grillos pero se reproduce en el agua, por lo cual, a su debido tiempo, empuja al animalillo a ahogarse en beneficio de su “pensionista”.

<

No se crea que sólo los animales “inferiores” pueden ver afectado su cerebro de este modo.

El Toxoplasma Gondii, un conocido parásito que afecta también al ser humano y es potencialmente dañino para las embarazadas, sólo puede reproducirse en el intestino de los gatos. Una vez lograda la cría; los “Toxoplasmitas” son expulsados junto con las heces del felino y, desde entonces, su existencia se resume en la búsqueda del camino de regreso al intestino de otro gato.

Ahora bien, un equipo de la Universidad de Oxford dirigido por Manuel Berdoy ha descubierto que ratones infectados con el Toxoplasma generan quistes en todo el cuerpo, pero especialmente en el cerebro.

Estos quistes, por lo que parece, generan sustancias que inhiben en el ratón el instintivo miedo a ser cazado por un gato. En efecto, ratones infectados colocados en un ambiente con el olor de su depredador, lo ignoraron por completo, en tanto que los no infectados, reconociéndolo de inmediato, evitaron acercarse al lugar.

Los controladores de mentes, pues, existen… y están entre nosotros.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Thanks to the blog owner. What a blog! nice idea.

Anónimo dijo...

Hola:
También está el caso del "Leucochloridium y los caracoles"

http://pikaia.wordpress.com/2008/03/16/leucochloridium-y-los-caracoles/

Las imágenes son espectaculares.
Saludos

Gus dijo...

En efecto, Assur, y aquí la muerte del caracol tiene todo el encanto de la belleza...