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lunes, octubre 19, 2009

Escuela media 3 y último



El mismo día en que escribía la entrada anterior, el jueves pasado, tuve que dictar clases (es un decir) en una escuela media. Es un reemplazo semanal pero, después de haber pensado el tema, lo viví de una manera diferente.

La escuela en la cual reemplazo no es, seguramente, la más "difícil" de la ciudad, pero puede servir como ejemplo de la decadencia del Secundario.

La palabra que mejor la describe es anomia; chicos y chicas que deambulan por el salón o, al menor descuido, por los pasillos; celulares sonando con algo parecido a la música (pese a estar formalmente prohibidos), alumnas que se recuestan, insinuantes, sobre sus compañeros (o compañeras, en una mezcla adolescente de juego y lascivia), estudiantes que no quieren cumplir con la más mínima indicación, buscando ora el conflicto, ora la complicidad, normativas (fundadas o absurdas) que, igualmente, no se cumplen, docentes que hacen su mejor esfuerzo y logran o no transmitir, contadas veces construir, algún saber; una preceptora que es muy buena persona pero no conoce su rol, al igual que la Vice directora, ya cansada y francamente expulsiva... Y como ruido de fondo las indicaciones ministeriales que suenan lejanas, irreales, imposibles.

Tan imposibles como pueden sonar mis propias sugerencias. ¿Hablar del secundario? ¿Ahora?

Decía que uno de los elementos centrales de toda educación media que se quiera proyectar es el currículo; los contenidos que se desea enseñar. El otro es la normativa.

La adolescencia es el glorioso momento de la rebeldía, es un tiempo privilegiado para el poner en cuestión todo aquello que hemos aceptado como natural, para saltarse las normas o para infringir la Ley, sin embargo, ¿cómo transgredir cuando la transgresión está socialmente aceptada? ¿ante qué rebelarse si los que ofician de "guardianes" son también rebeldes? ¿cómo violar una norma que ya ha sido violada?
La represión es una gran creadora de cultura, dicen, ¿qué sucede cuando la represión es obliterada? ¿qué hacer si todo vale y nada está prohibido?

Si es cierto que
we don’t need no education… we don’t need no thought control…


entonces desaparece cualquier tipo de civilización, pues la condición humana está basada en la educación, la transmisión y construcción colectiva del conocimiento, y en el control, primero externo, luego interno, del flujo caótico de nuestros pensamientos. La norma es inseparable de la humanidad o, más bien, la Norma es inseparable de la Humanidad.



Esto no implica abogar por un orden represivo, ni suscribir ideologías negadoras de la la libertad, por el contrario; se trata de posibilitar una ética autónoma pero fundada en la racionalidad y en el desarrollo progresivo de la conciencia.Entenderlo todo no implica justificarlo todo y la Ley es fundamental para la existencia de cualquier comunidad de personas.

El mejor ejemplo que se me ocurre es el de las drogas, en especial las enteógenas. Toda cultura tiene incorporado el consumo de drogas, se hace en conexión con rituales específicos y en tiempos también determinados por la tradición, marcan momentos fuertes en la vida comunitaria e individual, son controladas y compartidas por un colectivo social y cultural, pierden de este modo el aspecto más nocivo y refuerzan sus propiedades, por así decir, culturales. No obstante, cuando la droga se vuelve objeto de consumo y es tomada fuera de todo ritual, simplemente como un pasatiempo, pierde todo sentido liberador y se convierte en un trampa, mortal, para la conciencia... y para el propio consumidor. Dígase lo mismo de los rituales religiosos, del fútbol a toda hora o de cualquier uso inmoderado y fuera de contexto.

Es lo que ocurre con la rebelión, nos hemos habituado a ella y con la rutina desaparece su función creadora para convertirse en un capricho sin limites. Sociedad descentrad y anómica, seguidora de un anarquismo liberal (tan lejano del anarquismo libertario como lo está Murray Newton Rothbard de Mijail Bakunin) es (somos) incapaz de construir, mucho menos de educar.

La Normativa es central en la Escuela Media . Normativa basada, sí, en una libre aceptación que implica acatarla y, eventualmente, cumplir lo que ella imponga. Normativa que es garantía de libertad (recuérdese que la democracia, históricamente, aparece cuando la Ley deja de ser la voluntad del gobernante, o del dios, y se plasma en un acuerdo de la comunidad) y de respeto mutuo. Normativa que contempla sanciones reales que llevan al desarrollo de la personalidad. Normativa, en fin, falible y susceptible de perfección, contra la cual es posible rebelarse...

Imagino una escuela donde existen leyes claras y aceptadas tanto por los docentes como por los padres y, también, por los estudiantes. Leyes racionales que implican el respeto por las diferencias, la no discriminación y también la obligatoriedad de cumplirlas.









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