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sábado, noviembre 17, 2007

Vigilia de amor

Anoche te miré dormir;

tus ojos cerrados,

los labios, tan suaves, tan ansiados,

el pecho que subía y bajaba.

Soñando ¿quién sabe con quién?

Me quedé un largo rato

velando a tu lado

sin siquiera animarme

a quitar tu cabello del rostro

sin atreverme apenas

a cubrirte de besos

silenciosos y calmos

Anoche te miré desnuda;

tan sedosa y tan deseable,

tan ajena, tan lejana

pero a la vez la misma

que descubrió a mi lado

el placer de dejarse querer,

el gozo de caer desde el cielo

en mis brazos abiertos

perdiéndote en besos profundos

y en hondos abismos de dicha.

Anoche te vi dormida.

Y volveré a verte hoy,

y seguiré en las noches, velando

tu sueño

sin descanso y sin reproche

sin esperar más amor

que el que siempre me diste

atento a tu deseo

pendiente de tu respiración

suspenso en la esperanza

de que despiertes

me sonrías y,

como en esos años de nostalgia,

tiendas tu brazo dormida

y me lleves a tu lado

sin dejarme escapar

nunca más.

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