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viernes, noviembre 02, 2007

2 de noviembre, día de los fieles difuntos


Dice la jaculatoria...

He de morir
más no sé cuándo.
He de morir
más no sé dónde.
He de morir
más no sé cómo.

Lo que sí sé
es que,
si muero en pecado mortal,
me condeno para siempre...

¡Maravillosa mitología!
Vivir pendiente de la muerte. Vivir para el instante de la aniquilación. Vivir en el temor de; ¡justo ahora!, pecar, caer, fallar, desfallecer, errar el blanco y perder, así, cualquier atisbo de salvación, haciendo completamente inútil todo cuanto se ha vivido. Convirtiendo la vida entera en un derroche que culmina, no en la nada, esto sería soportable, sino en el Tormento Eterno. ¿Es eso vivir, acaso?. Más bien es morir cada día.

Caminar sobre un terreno minado de tentaciones. Transcurrir en el miedo, más aún, en el temor del descuido, de la inopinada culpa.

¿Puede imaginarse esto?

No es tan ajeno y lejano.
Miles, millones, lo han padecido creyendo, satisfechas, haber llegado a la cima de los valores morales, orgullosas de la espada pendiente sobre sus cabezas y llamándola Virtud.

No es tan ajeno y lejano.
Millones hoy lo creen, millones esta hermosa noche esperarán la muerte suspirando de terror por sus, reales o imaginarias, culpas.

No es tan distante y extraño.
Muchos más de los que suponemos, más allá de si musitan oraciones o se entregan a la meditación o, incluso, se duermen mirando una pantalla de TV, cargarán este peso en sus espaldas.

He de morir. Soy culpable. Todo camino está cerrado.

Y sin embargo.

Sin embargo, estas palabras se pensaron como un reaseguro de la moralidad, como el freno que la conciencia social imponía a un cuerpo siempre díscolo, siempre rebelde, peligroso en su fecunda exhuberancia, temible en sus húmedas oquedades.

Sin embargo, estas palabras deberían guiar la vida, pensaban sus formuladores, una vida que era sin duda una preparación para la muerte ¿no lo es siempre, acaso?, palabras que debían hacer cotidiano lo inevitable y darle un regusto épico a la gris rutina de trabajar y dormir, dormir y trabajar, esperando el día del descanso eterno.


2 comentarios:

phillip dijo...

es verdad como la inercia avanza
de la mano de la muerte..por tu bien, hagas nada , conservese en conserva dice la lata donde vivimos, sun sin fecha de vencimiento...menos mal aun Dionisios habita en algunos.

un abrazo

Anónimo dijo...

gus era kaltrum? me podrias por favor ratificar o rectificar por e mail?gracias
lidia