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miércoles, febrero 05, 2014

Alló, SNCF...



Grasse en el corazón de la Provenza.






Célebre por un almirante que peleó del lado de los rebeldes en la guerra de Independencia de las Trece Colonias, que serían más tarde los Estados Unidos. 
 







Más célebre por sus fábricas de perfumes que ofrecen astutas visitas guiadas seguidas de inevitables compras.
Mi compañera y yo llegamos a media mañana con un doble cometido; conocer las perfumerías, pues ella tiene una sensibilidad especial para los aromas, cualidad de la cual carezco, y hablar por teléfono. 

¿Hablar por teléfono? 

¿No los hay en Niza? 

¿Era realmente necesario?

La historia es larga y me limitaré a unas pocas precisiones: 
Sucedió que el día anterior compramos los pasajes para venir a Grasse, por el viejo método de ir a la estación, y los pasajes para París por medio de Internet, ya que los precios eran notablemente menores.
Sucedió que las tarjetas no europeas estaban bloqueadas y había que comunicarse, entre las diez y las seis, con atención al cliente de los ferrocarriles para desbloquearlas.
Estación de Niza




Sucedió que esta operación, por cuestiones de tiempo, sólo podíamos hacerla el día de nuestra visita a Grasse.

Estación de Grasse, al fondo (y 300 escalones arriba) la ciudad...
Así que pasamos una hora buscando una cabina telefónica, encontrándola, llamando a atención al cliente, bajando a un sótano dudoso para una nueva operación por Internet y llamando nuevamente. Todo esto a cargo de mi compañera que habla fluidamente la lengua local, y el italiano incluso como para que la tomen por una italiana y el inglés para sacar de apuro a un pobre turista famélico.
En caso de problemas... consúltela.
Quien esto escribe, capaz de leer inglés, francés, italiano, portugués y hasta latín, es un completo inútil a la hora de pronunciar la más simple frase... y un completo inútil en otras cosas que no vienen al caso.

Después de llamadas y trámites conseguimos los pasajes. Nos dispusimos, entonces, a disfrutar de la ciudad.
Pero ese relato deberá esperar, todavía.


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