Hoy cumplo cuarenta y tres años, lo que viene a significar que ya llevo 15705 días sobre la Tierra. ¡Cuánto tiempo desde que dejé el asteroide B 612!
Exiliado en este planeta vago por él entre reyes, banqueros, hombres de negocios, sabios y ecos.
Algún que otro farolero iluminó mis noches, compartí mesas con varios bebedores y me sedujeron varias serpientes, de algunas de las cuales guardo maravillosos recuerdos.
Mostré mis dibujos de boas a demasiadas gentes, también debí aprender a callar cuando sólo veían ante sí inofensivos sombreros.
Hallé una rosa, única, extraña, inquietante. La cuidé, la regué, quité los baobabs de su alrededor.
Me alejé de ella porque no podía entenderla.
Ahora estoy en el desierto, a mil millas de toda región habitada, preguntándome que será de aquella rosa que, sólo ahora lo sé, era diferente a todas las otras rosas.
El zorro me ha dicho que no se ve bien sino con el corazón. Intentaré seguir su consejo, quizás eso es lo que fui incapaz de hacer durante la mayor parte de los últimos cuarenta y tres años.
Cuarenta y tres años...
Cuarenta y tres...
Cuarenta y tres fueron las veces que el Principito vio las puestas sucesivas de Sol en un día de particular melancolía.
En su homenaje, escribo este blog solitario, también melancólico, pero esperanzado.
Ah, y te pido, visitante que cruzas este desierto:
S'il vous plaît... dessine-moi un mouton !
P D: También dedico este blog a esa rosa única, maravillosa, irrepetible... Alguna vez volveré a vos; duraznito en flor!
1 comentario:
te sigo leyendo a pesar de todo los tiempos banales que se van ...los amigos que no estan mas...a pesar del ruido y de las formas a pesar de mi pesar
lidia
Publicar un comentario